2 Corintio 2, 17
Que tal escuchar,¡ la franqueza hace eficaz el ministerio….!.
Es la buena expresión de San Pablo a sus
detractores a la Iglesia de Corintios.
El verdadero agente del Señor es quien puede dar un buen resultado a Dios quien
lo ungió, no por el gran número de arrepentidos, sino por los frutos de los
creyentes; es quien hace posible por el poder de la palabra bajo el Espíritu de
Dios, que los deseados propósitos de Él
se cumplan en los corazones y mente de sus hijos e hijas; y todo estos
resultados lo son en virtud de una causa presente por la cualidad del ministro.
No hay ninguna duda de la eficacia ahora en el nuevo
pacto a alianza, de los ministros del
Señor; en el antiguo pacto la letra vieja más bien condenaba. La ley afirma el
pecado y lo condena, señala la gran necesidad de la purificación (Heb. 9, 13 y
Salmo 51, 7); y en la Gracia es de más gloria el régimen del Espíritu (Rm. 8,
7), quien señala imperativamente la justificación; es Dios quien hace justo al
justificado por su fe en Cristo (Rm. 4, 25 y Heb. 10, 22), y esta depende de la
franqueza y poder de la palabra anunciada; y denominaría esa posible
eficacia del ministerio:”(…)Sí en él” al
igual que San Pablo (2 Co. 1, 19b); y no
hay duda que la espiritualidad es lo que se es ante Dios, y permite lograr las impresiones de las enseñanzas de
Cristo y sus apóstoles en los corazones (2 Co. 3, 3), y se constituyen en las
mejores evidencias de un verdadero espíritu
de ministerio franco y eficaz. La mejor firma de un ministro, es el modo de ser
con que se distingue; la gloria de Dios en él, es su buena reputación; la mejor
calidad y estima de una persona al servicio del Señor, y muestra de un
verdadero espíritu vivificador y
glorificador de Dios, por sus buenos frutos (Juan 15, 8 y 2 Co. 3, 6b).
Bendición mis estimados consiervos
Siervo
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