La soberbia no permite la destrucción
del hombre viejo por parte del Señor.
Los dones no son en ovaciones garantía de haber
superado la vieja naturaleza (iglesia de Corintios). Lo primero que debe
admitir un creyente en Dios, es reconocer que hay propósitos de Él para con los
suyos los cuales hay que permitirle cumplir, y admitir que solo dejándose dirigir por el Señor se pueden
alcanzar y hacerse efectivos en quienes así obran.
Admitir que Dios es el principio
y sostén y guía de la vida, es obtener la verdadera posibilidad del orden, la decencia
y la pureza; San Pablo la indica con los términos esenciales espirituales: “….habéis
sido (……) nombre del Señor, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Co. 6, 11);
lo débil e insensato; la falta de fuerza para controlar los propios deseos o
apetitos; actos injuriosos y las palabras irreverentes, entre otros , son
evidencia de andar en un propio camino y estar en dependencia de las propias
fuerzas.
El asunto justificación y santificación
no es una acción de aniquilar, como quieren enseñar algunos maestros bíblicos; es
de corrección por parte del Señor en una voluntad sometida, y la cual se quiere
liberar del riesgo o el peligro de encontrarse lejos de Él; e iluminaria el
sentido de lo que se quiere decir así: Me salva y me salvó; me vuelvo y me
vuelve; me sostiene y me sostengo; lo poseí y me poseyó; me ampara y me amparó,
y me afirmo y me afirmó.
La acción de Dios en la vida
personal será siempre continúa, de ser
también continuó con Él, en medio de murallas y gigantes (porque no es fácil); nada
puede atemorizar y paralizar una vida totalmente entregada al Señor; en medio
de cualquier circunstancia, siempre su presencia será con los suyos, como lo fue
con Israel en el desierto: Una nube durante
el día y durante la noche, una columna de fuego; el Sol no fatiga de día a los suyos, ni la
luna en la noche.
El camino del Señor, por el cual
se anda, es un camino de demandas, pero también de buenos principios y valores
para motivar a querer cumplir a quienes lo siguen: El camino es exigente. El
camino demanda moderación e indica un día de retribución.
Dentro de toda posibilidad, procura
tener siempre una vida esplendida o admirable delante de Él y delante de los
hombres (Pr. 3, 17); ten siempre presente la sabiduría de lo alto, y será por
lo tanto como un árbol de vida (Pr. 3, 18), y te será otorgada medicina a tu cuerpo, energía vital y antídoto
contra la muerte temprana (Pr. 3, 16 y 17). Cree y viviremos en el Edén o
permanente delicia espiritual.
Siervo