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lunes, 26 de septiembre de 2011

La mente de Cristo


“TENEMOS LA MENTE DE CRISTO” 
1 Corintios 2 
Por Dr. Gerardo Laursen 
Usado con permiso 
La Biblia dice que los creyentes tenemos la mente de Cristo.  Se declara en 1 Co. 2:16, “Porque ¿quién conoció la 
mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.”  ¿Cómo sería posible que una 
limitada criatura humana conociera la mente del infinito Dios?  Hay una sola manera: cuando el Señor la revela.  Y 
se revela por las Escrituras y por el Espíritu Santo.  También se aprende algo de ella por las experiencias 
personales, especialmente por las malas decisiones que nos enseñan lo que no fue de su mente, pero aun así, las 
experiencias no se comparan con las otras dos fuentes.  Veamos unas nueve explicaciones procedentes de éstas en  
1 Co. capítulo 2. 
1. Tenemos la mente de Cristo porque no podemos funcionar bien sin ella.  1 Co. 2:1, “Así que, hermanos, 
cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.”  
Con 2:3, “Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor.”
El secreto de vencer el temor y la debilidad y de tener la sabiduría es tener la mente de Cristo. 
2. Tenemos la mente de Cristo para entenderle a él mismo y la cruz.  1 Co. 2:2, “Pues me propuse no saber 
entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.”
El enfoque de nuestra vida es Jesucristo: quién es y qué hace.  Su significado y el de la cruz no dependen de la 
sabiduría humana.  Una diferencia entre inteligencia y sabiduría: el inteligente sabe qué decir, pero el sabio sabe si 
lo dice o no.  Y el sabio dice que Jesús murió en nuestro lugar, cancelando así nuestra deuda.  Con la salvación ya 
pagada, es cuestión de recibirla, que requiere fe. 
3. Tenemos la mente de Cristo con la ayuda del Espíritu Santo.  1 Co. 2:4, “y ni mi palabra ni mi predicación 
fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder.”
Considere lo que el apóstol Pablo aguantó.  1 Co. 4:9-12, “Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros 
los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los 
ángeles y a los hombres.  Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; 
nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados. Hasta esta hora 
padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. Nos fatigamos 
trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos.”
El Espíritu Santo le dio a Pablo la sabiduría y el poder de sobrevivir circunstancias y abusos.  Y en la Segunda 
epístola de Corintios, vemos que tenía tanto de la mente de Cristo que le fue necesario meter un control para evitar 
posibles jactancias.  2 Co. 12:7 dice, “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, 
me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para  que no me enaltezca 
sobremanera.”
4. Tenemos la mente de Cristo para darnos poder.  1 Co. 2:5,  “para que vuestra fe no esté fundada en la 
sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.”
Sabiendo lo que piensa Cristo de un asunto, podemos avanzar con toda confianza y poder. 
5. Tenemos la mente de Cristo que nos provee madurez.  1 Co. 2:6, “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los 
que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen.”
La sabiduría popular del tiempo de Pablo, y también de nuestro tiempo, es: “¿Qué beneficio hay para mí?”  Nuestra 
mente transformada piensa más bien: “¿Qué beneficio hay para Cristo?”  El maduro no malgasta sus recursos en 
vicios o en cosas secundarias.  Trabaja para tener recursos amplios que puede compartir con los necesitados y con 2
la iglesia.  El inmaduro hace errores.  El maduro no tanto.  El inmaduro estudia medicina con la meta de ganar 
mucho dinero.  El maduro estudia medicina con la meta de ayudar a muchos que sufren.  El inmaduro se queja de 
sus circunstancias.  El maduro alaba a Dios por su soberanía. 
6. Tenemos la mente de Cristo que nos provee sabiduría.  1 Co. 2:7-8, “Mas hablamos sabiduría de Dios en 
misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los 
príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.”
Ignorancia produce inmensa maldad: Cristo fue inocente, sin embargo  fue crucificado.  Para vivir glorificando a 
Dios, necesitamos la sabiduría, y el Señor es la fuente de ella. 
7. Tenemos la mente de Cristo que nos revela bendiciones.  1 Co. 2:9-12, “Antes bien, como está escrito: Cosas 
que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le 
aman.
  
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de 
Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así 
tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del 
mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.”
En la primera lectura, parece que las cosas preparadas aquí son las del cielo, pero el texto sigue con “Dios nos las 
reveló”.  Entonces tienen que ver con las bendiciones actuales, por ejemplo, el perdón, la pureza, la esperanza y la 
gracia que son verdades profundas: ¡cosas inaccesibles al hombre natural!  El pasaje se refiere a Is. 64:4, “Ni nunca 
oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.”  El requisito 
para oír, percibir y ver es la fe. 
8. Tenemos la mente de Cristo para que el Espíritu Santo pueda enseñarnos.  1 Co. 2:13, “lo cual también 
hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo 
espiritual a lo espiritual.”
Una manera que el Espíritu nos enseña es por la sabiduría que nos da al comparar los diferentes pasajes sobre un 
tema de la Biblia para reconocer un concepto completo y en contexto global.  Otra manera es en darnos 
discernimiento sobre cosas espirituales, el punto siguiente. 
9. Tenemos la mente de Cristo que nos provee discernimiento.  1 Co. 2:14-16,  “Pero el hombre natural no 
percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han 
de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque 
¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.”
Lo espiritual para el hombre natural es igual que la pintura al ciego o la música al sordo.  Juzgar lo espiritual es 
juzgar capacitado por Dios.  ¡Qué ventaja es ser amigo de Cristo!  Jn. 15:15, “Ya no os llamaré siervos, porque el 
siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las 
he dado a conocer.”
Por revelación, Dios dio discernimiento a los autores humanos de la Biblia para que en las Escrituras tuviéramos la 
pura verdad.  Gá. 1:11-12,  “Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según 
hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.” 
Como habíamos comenzado este artículo, ¿cómo sería posible que un limitado ser humano conociera la mente del 
infinito Dios?  Hay una sola manera: cuando el Señor se la revela;  y lo hace por las Escrituras y por el Espíritu 
Santo.  Entonces, con la mente de Cristo podemos, reconocer la verdad, amar lo bueno, escoger lo correcto, hacer la 
voluntad de Dios y sufrir por otros.  ¿Estamos dispuestos a hacer estas cosas?  Bellas bendiciones nos esperan, si 
deseamos la madurez y la sabiduría de Cristo.  Qué el Señor le guíe.  Y, puesto que la mente de Cristo se revela en 
las Escrituras, tenemos una obligación de ser estudiosos de la Biblia. 
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¿Alguna vez se enojó Jesús?


Pregunta: “¿Alguna vez se enojó Jesús? ¿Es siempre pecado enojarse? ¿Por qué estaba Jesús tan enojado con los cambistas de monedas del Templo?”
Respuesta: Cuando Jesús vació el templo de cambistas y vendedores de animales, él mostró una gran emoción e ira (Mateo 21:12-13; Marcos 11:15-18; Juan 2:13-22).  La emoción de Jesús fue descrita como “celo” por la casa de Dios (Juan 2:17).  Su ira era pura y totalmente justificada, porque su raíz estaba en su preocupación por la adoración y la santidad de Dios.  Debido a que éstas estaban en juego, Jesús tomó una acción rápida y decisiva.  Jesús también mostró enojo en otra ocasión estando en la sinagoga de Capernaúm.  Cuando los fariseos se rehusaron a responder las preguntas de Jesús, Y mirándolos en torno con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones.”  (Marcos 3:5).
Muchas veces, pensamos que la ira es una emoción egoísta y destructiva que debemos erradicar de nuestras vidas por completo.  Sin embargo, el hecho de que Jesús algunas veces se enojara, indica que la ira por sí misma, como una emoción es amoral.  Esto se confirma en otras partes del Nuevo Testamento.  Efesios 4:26 nos instruye: “Airaos, pero no pequéis No se ponga el sol sobre vuestro enojo.”  El mandato no es “evitar la ira” (o suprimirla o ignorarla), sino manejarla apropiadamente, en el momento apropiado.  Consideremos los siguientes hechos sobre las muestras de enojo de Jesús:
1)      Su ira tenía una motivación apropiada.  En otras palabras; él estaba enojado por las razones correctas.  La ira de Jesús no surgió de los argumentos estériles o desprecios personales contra él.  No había egoísmo involucrado.
2)     Su ira tenía el enfoque apropiado.  Él no estaba enojado con Dios o con la “debilidad” de otros.  Su ira estaba dirigida al comportamiento pecaminoso y la verdadera injusticia.
3)     Su ira tenía la justificación apropiada.  Marcos 3:5 dice que su ira fue provocada por el dolor ante la falta de fe de los fariseos.  La ira de Jesús provenía del amor por los fariseos y la preocupación por su condición espiritual.  No tenía nada que ver con el odio o la mala voluntad.
4)     Su ira tenía el control apropiado.  Jesús jamás actuó fuera de control, aún en su ira.  A los líderes del templo no les agradó su limpieza del templo (Lucas 19:47), pero él no había hecho nada pecaminoso. Él controlaba sus emociones; sus emociones no lo controlaban a él.
5)     Su ira tenía la duración apropiada.  Él no permitió que su ira se tornara en amargura; él no guardaba rencor.  Él trataba apropiadamente cada situación, y limitaba su ira al tiempo justo.
6)     Su ira tenía un resultado apropiado. La ira de Jesús tenía la inevitable consecuencia de una acción santa.  La ira de Jesús, al igual que todas sus emociones, estaba controlada por la Palabra de Dios; así, la respuesta de Jesús cumplía con la voluntad de Dios.
Cuando nos enojamos, a menudo tenemos un control o enfoque inapropiado.  Fallamos en uno o más de los puntos anteriormente mencionados.  Esta es la ira del hombre, de la cual se nos dice, “Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira; pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios.” (Santiago 1:19-20).  Jesús no mostró la ira del hombre, sino la perfecta y justa indignación de Dios.

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¿Cuáles son los nombres y títulos del Espíritu Santo?




Pregunta: “¿Cuáles son los nombres y títulos del Espíritu Santo? ¿Qué revelan los nombres y títulos del Espíritu Santo acerca de quién es él y lo que hace?”
Respuesta: El Espíritu Santo es conocido por muchos nombres y títulos, la mayoría de los cuales denotan alguna función o aspecto de su ministerio.  A continuación tenemos algunos de los nombres y descripciones que usa la Biblia para el Espíritu Santo:
El autor de la Escritura: (2 Pedro 1:21; 2 Timoteo 3:16)  La Biblia es inspirada, literalmente “respirada por Dios” mediante el Espíritu Santo, la tercera persona de la trinidad.  El Espíritu movió a los autores de los 66 libros para escribir exactamente lo que él espiraba dentro de sus corazones y mentes.  Al igual que un barco se desplaza través del agua mediante el viento en sus velas, así también los escritores bíblicos fueron impulsados por el Espíritu Santo.
Consolador / Consejero / Abogado: (Isaías 11:2; Juan 14:16; 15:26; 16:7) Las tres palabras son traducciones de la palabra griega parakletos, de donde obtuvimos la palabra “Paracleto” otro nombre para el Espíritu Santo.  Cuando Jesús se fue, sus discípulos estaban muy angustiados porque habían perdido su reconfortante presencia. Pero él prometió enviarles al Espíritu de consolación, consejo y guía para aquellos que pertenecen a Cristo.  El Espíritu también “da testimonio”  a nuestro espíritu de que somos de él y por tanto nos asegura la salvación.
Convicción de pecado: (Juan 16:7-11)  El Espíritu aplica las verdades de Dios en la mente misma de las personas para convencerlas mediante justos y suficientes argumentos de que son pecadores.  Él hace esto a través de la convicción en nuestros corazones de que no somos dignos de estar ante un Dios santo, que necesitamos su justificación, y que el juicio es seguro y vendrá un día sobre todos los hombres.  Aquellos que niegan estas verdades, se rebelan contra la convicción del Espíritu. 
Garantía / Sello / Arras: (2 Corintios 1:22; 5:5; Efesios 1:13-14)  El Espíritu Santo es el sello de Dios sobre su pueblo, su derecho sobre nosotros como su propiedad.  El regalo del Espíritu a los creyentes es el depósito inicial de nuestra herencia celestial que Cristo prometió y aseguró para nosotros en la cruz.  Por haber sido sellados por el Espíritu, estamos seguros de nuestra salvación.  Nadie puede romper el sello de Dios.
Guía: (Juan 16:13)  Así como el Espíritu guió a los escritores de la Biblia para registrar la verdad, así también él promete guiar a los creyentes para conocer y entender esa verdad.  La verdad de Dios es “locura” para el mundo.  Aquellos que pertenecemos a Cristo tenemos al Espíritu morando en nosotros, quien nos guía hacia todo lo que necesitamos conocer respecto a los asuntos espirituales.  Aquellos que no pertenecen a Cristo no tienen al “intérprete” que los guíe para conocer y entender la Palabra de Dios, porque ésta debe ser  “discernida espiritualmente”  (1 Corintios 2:14). 
Morador de los creyentes: (Romanos 8:9-11; Efesios 2:21-22; 1 Corintios 6:19)  El Espíritu Santo reside en los corazones del pueblo de Dios, y esa permanencia es la distinción característica de la persona regenerada.  Desde el interior del creyente, él  dirige, guía, conforta e influye, así como también produce en nosotros el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23).  Él produce esa íntima relación entre Dios y sus hijos.  Todos los verdaderos creyentes en Cristo tienen el Espíritu residiendo en sus corazones.
Intercesor: (Romanos 8:26)  Uno de los aspectos más alentadores y reconfortantes del Espíritu Santo es su ministerio de intercesión a nombre de los que él habita.  Debido a que muchas veces no sabemos qué o cómo orar cuando nos acercamos a Dios, el Espíritu intercede y ora por nosotros.  Él interpreta nuestros “gemidos” por lo que cuando nos sentimos oprimidos o abrumados por los afanes de la vida, él está con nosotros para asistirnos mientras nos apoya ante el trono de la gracia. 
Revelador / Espíritu de Verdad: (Juan 14:17; 16:13; 1 Corintios 2:12-16)  Jesús prometió que después de su resurrección, el Espíritu Santo vendría y “os guiará a toda la verdad”  Puesto que el Espíritu está en nuestro corazón, somos capaces de entender la verdad, especialmente respecto a los asuntos espirituales, de una forma en que los no creyentes no pueden.  Pero nosotros tenemos la mente de Cristo en la persona del su Espíritu dentro de nosotros.
El Espíritu de Dios / El Señor / Cristo: (Mateo 3:16; 2 Corintios 3:17; 1 Pedro 1:11).  Estos nombres nos recuerdan que el Espíritu de Dios es realmente parte de la divina trinidad y que él es Dios así como lo son el Padre y el Hijo.  Él nos es revelado primeramente en la creación, cuando él “se movía sobre la superficie de las aguas,”  (Génesis 1:2), denotando su participación en la creación, junto con la de Jesús, por quien “todas las cosas fueron hechas por medio de él” (Juan 1:1-3).  Vemos esta misma trinidad de Dios nuevamente en el bautismo de Jesús, cuando el Espíritu desciende sobre Jesús y la voz del Padre es escuchada.
Espíritu de vida:  (Romanos 8:2)  La frase “Espíritu de vida” significa que el Espíritu Santo es quien produce o da la vida, no que él inicie la salvación, sino más bien que él imparte la nueva vida.  Cuando recibimos la vida eterna a través de Cristo, el Espíritu nos proporciona el alimento espiritual que es el sustento de la vida espiritual.  Aquí nuevamente vemos al Dios trino en acción.  Somos salvados por el Padre a través de la obra del Hijo, y la salvación es sustentada por el Espíritu Santo. 
Maestro: (Juan 14:26; 1 Corintios 2:13)  Jesús prometió que el Espíritu les enseñaría y les recordaría a sus discípulos “todas las cosas” que él había dicho mientras estaba con ellos.  Los escritores del Nuevo Testamento fueron movidos por el Espíritu para recordar y entender las instrucciones que Jesús dio para la formación y organización de la iglesia; las doctrinas relativas a él mismo; las directrices para una vida santa, y la revelación de las cosas por venir.
Testigo: (Romanos 8:16; Hebreos 2:4; 10:15)  El Espíritu es llamado “testigo” porque él verifica y da testimonio del hecho de que somos hijos de Dios; que Jesús y los discípulos que realizaron milagros fueron enviados por Dios, y que los libros de la Biblia son divinamente inspirados.  Además, al otorgar los dones del Espíritu a los creyentes, él nos da testimonio a nosotros y al mundo de que pertenecemos a Dios.

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¿El sello del Espíritu Santo?



El Espíritu Santo es conocido como el “depósito,”  el “sello,” y las “arras” en los corazones de los cristianos (2 Corintios 1:22; 5:5; Efesios 1:13-14; 4:30).  El Espíritu Santo es el sello de Dios sobre Su pueblo, Su derecho sobre nosotros como Su propiedad.  La palabra griega traducida como “arras” en estos pasajes es arrhabōn  que significa “prenda,”  esto es, parte del dinero de la compra o propiedad dada como enganche o anticipo para  garantizar la seguridad de lo que resta.  El don del Espíritu a los creyentes, es el pago inicial de nuestra herencia celestial, que Cristo prometió y aseguró para nosotros en la cruz.  Debido a que el Espíritu nos ha sellado, estamos seguros de nuestra salvación.  Nadie puede romper el sello de Dios.
El Espíritu Santo es dado a los creyentes como un “enganche” para asegurarnos que nuestra herencia completa como hijos de Dios nos será entregada. El Espíritu Santo nos es dado para confirmarnos que pertenecemos a Dios quien nos da Su Espíritu como un don o regalo, así como lo son la fe y la gracia (Efesios 2:8-9).  A través del don del Espíritu, Dios nos renueva y santifica.  Él produce en nuestros corazones esos sentimientos, esperanzas y deseos que son la evidencia de que somos aceptados por Dios, que somos considerados como Sus hijos adoptivos, que nuestra esperanza es genuina, y que nuestra recompensa y salvación están aseguradas, de la misma forma que un sello garantiza un testamento o un contrato. Dios nos concede Su Espíritu Santo como garantía de la promesa de que somos Suyos para siempre y que seremos guardados en el último día. La prueba de la presencia del Espíritu es Su operación en el corazón del creyente, la cual produce arrepentimiento, el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), conformidad con los mandamientos y voluntad de Dios, una pasión por la oración y la alabanza, y amor por Su pueblo.  Estas cosas son las evidencias de que el Espíritu Santo ha renovado el corazón del cristiano que ha sido sellado para el día de la redención.
Así es como a través del Espíritu Santo y el poder de Sus enseñanzas y guía, somos sellados y confirmados hasta el día de la redención, plenos y libres de la corrupción del pecado y de la tumba.  Debido a que tenemos el sello del Espíritu en nuestros corazones, podemos vivir gozosamente, confiados en que nuestro lugar está asegurado en un futuro que guarda glorias inimaginables.

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Interpretación Bíblica, recursos




ESCUCHAR PROGRAMA 1
Programa 1 es con el invitado especial Rob Haskell hablando sobre principios de interpretación y estudio bíblico correctos. Programa 2 sigue con Rob Haskell sobre principios de interpretación y estudio bíblico. Programa 3 contiene preguntas finales sobre el tema de interpretación bíblica con Rob Haskell.

La adoración es algo muy importante.




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Una de las historias más bonitas en toda la Biblia es el momento cuando David trae el arca de Dios a Jerusalén y adora a Dios junto con la gente de su reino.  Pueden leer la historia en los capítulos 15 y 16 del libro de 1 Crónicas.  1 Crónicas 15: 3 dice, “Y congregó David a todo Israel en Jerusalén, para que pasasen el arca de Jehová a su lugar, el cual le había él preparado.

La adoración es algo muy importante.  Es algo que debemos de anhelar y planear.  Requiere propósito y esfuerzo.  Hoy día enfrentamos luchas iguales a las que David experimentó en aquellos días.  Satanás quiere hacer todo lo posible para desviarnos de nuestro deseo de adorar a Dios y ayudar a otros a hacer lo mismo.  En 1 Crónicas 16:29 David nos comparte tres actitudes importantes si queremos adorar a Dios como debemos.  Si no desarrollamos estas actitudes en nuestras vidas, puede impedir nuestra adoración a Dios y nuestra habilidad de llevar a otras personas a adorar a Dios también.
1. (v. 29a) “Dad a Jehová la honra debida a su nombre” – Debemos de tener actitud humilde, reconociendo a Dios como Creador y nosotros como su creación.  Tantas veces llegamos a Dios pensando en Él como amigo a nuestra par o pensando en el “diosito” que me puede ayudar a conseguir lo que deseo. Otros llegan a Dios, no para honrarle y pensar en Él, sino para fines egoístas. Quieren conseguir todo lo posible para ellos mismos.   Que errores tan graves.  Jeremías 9:22y 23 dice: “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.  Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.”  Nuestra actitud debe de estar basada en un deseo principal de honrar a Dios como el Dios supremo, el Dios todopoderoso, el Dios que nos ha creado.  Cuidándonos de no acercarnos a Dios con un corazón lleno de orgullo.

2. (v. 29b)  ”Traed ofrenda, y venid delante de él” – Debemos de querer acercarnos a Dios, tomando la iniciativa.  Nuestra adoración requiere decisión y acción de nuestra parte.  También es importante notar que esta acción de adorar a Dios va a costarnos algo.  Demasiados cristianos hoy día esperan adorar sin costo.  Queremos recibir mucho sin dar.  Pero la adoración verdadera implica “traer ofrenda”.  Dios nos pide llegar a él con una ofrenda voluntaria.  Esto muestra que somos serios en nuestra adoración.  ¿Qué es lo que debemos de ofrendar?  Romanos 12:1 dice: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” La adoración verdadera incluye actitud de sacrificio de todo nuestro ser.  ¿Hay una parte de tu vida que no has sometido a su control?

3. (v.29c) “delante de Jehová en la hermosura de la santidad.”  - “Santidad” implica estar apartado en forma especial.  Las personas que quieren adorar a Dios son diferentes que sus amigos y compañeros que no adoran a Dios.  Es hermoso ver un creyente en Cristo que es maduro y ha aprendido a vivir su vida dependiendo de Jesús.  Adorar a Dios no es simplemente añadir algo bueno a una vida normal, pero implica apartarnos en forma especial para servir a otros y así adorar a Dios con todo nuestro ser.  Juan 15:5 dice:  ”Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.“   El verdadero adorador es diferente en su forma de pensar, actuar y servir a otros y brilla como luz fuerte en medio de un mundo oscuro.

Que Dios nos ayude a desarrollar estas tres actitudes en nuestras vidas y así adorarle de verdad.

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Los dones espirituales conforme a su voluntad,


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Es realmente encomiable que los hijos de Dios deseen conocer los dones espirituales que les haya concedido el Espíritu Santo, con el propósito de servir y glorificar a Dios (2 Timoteo 1:6). La Biblia no indica que un don o dones espirituales puedan ser determinados mediante una prueba. La evaluación de los varios dones espirituales esencialmente funciona de la misma manera. La persona que toma la prueba simplemente responde a una lista de preguntas o declaraciones. Después que las preguntas han sido respondidas, se les asigna un valor numérico a las respuestas que eligió, se calcula y ese número determina el don o dones espirituales. En contraste, la Biblia enseña que el Espíritu Santo concede los dones espirituales conforme a su voluntad, y de acuerdo a la forma en que Él haya elegido utilizar al creyente para ministrar a otros.
Uno de los problemas con la forma de abordar esa prueba para el don espiritual, es que entre los cristianos de hoy hay muchas opiniones diferentes sobre todo el tema de los dones espirituales, tales como cuántos son, qué significan exactamente, si es que algunos dones ya no están vigentes, o si se incluyen los dones de Cristo para Su iglesia (Efesios 4:11) en la lista de los dones espirituales.  Rara vez se abordan estas cuestiones en las evaluaciones.  Otra consideración es que comúnmente, la gente tiende a verse a sí misma de manera diferente a como otros los ven, lo que da como resultado una falsa evaluación de los dones espirituales.
Un tercer problema al usar este método para determinar los dones espirituales es que estos dones vienen de Dios a través del Espíritu Santo, y el Espíritu concede estos dones a quienes Él elige (1 Corintios 12:7-11).  En Juan 16:13, Jesús les promete a los creyentes que el Espíritu los guiará a toda la verdad.  Es lógico pensar que, puesto que es el Espíritu Santo quien decide quien recibe que dones, Él está mucho más interesado que nosotros, en que sepamos cuáles son los nuestros. Realmente, nuestra curiosidad por saber cuán “dotados” somos, muchas veces está motivado por vanos pensamientos de nuestra propia importancia. Contrariamente, el deseo del Espíritu Santo es que sepamos que nuestros dones espirituales siempre son para lo mejor, que es el que funcionemos dentro del cuerpo de Cristo de tal forma que traigan gloria y honor al Padre.
Si honestamente estamos buscando la guía de Dios a través de la oración, el compañerismo, el estudio de la Palabra de Dios y la enseñanza de los siervos de Dios, nuestros dones se volverán obvios.  Dios nos da el deseo de nuestro corazón (Salmo 37:4).  Esto no necesariamente significa que Dios nos de todo lo que deseemos – más bien, que Él puede y nos dará los deseos mismos.  Él puede poner en nuestro corazón el deseo de orar, de servir, etc.  Cuando actuamos en base a esos deseos, y estamos verdaderamente comprometidos con Su gloria al usar nuestros dones, los resultados serán positivos – el cuerpo de Cristo será edificado y Dios será glorificado.
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“¿Qué es la glosolalia?




Pregunta: “¿Qué es la glosolalia? ¿El don bíblico de hablar en lenguas es lo mismo que la glosolalia?”
Respuesta: La glosolalia, un fenómeno a veces conocido como “estados de éxtasis,” es la pronunciación inteligible de sonidos parecidos al lenguaje mientras se está en un estado de éxtasis.  La glosolalia es confundida a veces con la xenoglosia, que es el “don de lenguas” bíblico.  Sin embargo mientras que la glosolalia es el balbuceo de un lenguaje no existente, la xenoglosia es la habilidad para hablar fluidamente un lenguaje que el hablante nunca ha aprendido. 
Además, mientras que la xenoglasia no es una habilidad innata o natural, los estudios han demostrado que la glosolalia sí es un comportamiento aprendido.  Las investigaciones realizadas por el Centro Médico Luterano demuestran que la glosolalia es fácilmente aprendida mediante sencillas instrucciones.  De igual forma se encontró que los estudiantes pueden exhibir el “hablar en lenguas” sin indicación alguna de un comportamiento similar a un trance o estupor.  Otra prueba realizada con sesenta estudiantes, demostró que después de haber escuchado por un minuto un ejemplo de glosolalia, el 20 por ciento de ellos pudieron imitarlo con precisión.  Después de alguna información, el 70 por ciento lo hicieron con éxito.
En casi cualquier parte del mundo se puede observar la glosolalia.  Las religiones paganas alrededor del mundo están obsesionadas con las lenguas.  Estas incluyen a los Chamanes en el Sudán, el culto a Shangó en la Costa Oeste de África, el culto a Zor en Etiopía, el culto Vudú en Haití, y los aborígenes de Sud-América y Australia.  El balbucear o hablar sandeces que se interpretan como una profunda visión mística de hombres santos, es una antigua práctica.
Básicamente hay dos aspectos de la glosolalia.  El primero, es hablar o murmurar sonidos parecidos al lenguaje.  Prácticamente cualquiera es capaz de hacerlo; aún los niños, antes de que aprendan a hablar pueden imitar un lenguaje real, aunque ininteligible.  No hay nada extraordinario en esto.  El otro aspecto de la glosolalia es el éxtasis o la demostración de un júbilo como en estado de trance.  Tampoco hay nada inusual en esto, aunque es más difícil de lograrlo intencionalmente que el solo producir sonidos parecidos al lenguaje.
Hay algunos cristianos, especialmente dentro del movimiento Pentecostés, quienes creen que hay una explicación sobrenatural para la glosolalia, similar a la descrita en el Nuevo Testamento.  Ellos creen que el principal propósito del don de hablar en lenguas es manifestar que el Espíritu Santo está siendo derramado sobre ellos, al igual que en el día de Pentecostés (Hechos 2), lo cual fue profetizado por Joel (Hechos 2:17).
Entre aquellas iglesias cristianas que propugnan la práctica de la glosolalia en un mayor o menor grado, no existe un acuerdo uniforme en cuanto a su definición.  Por ejemplo, algunos insisten en que de hecho es un don del Espíritu Santo, mientras que otros minimizan su importancia, diciendo que Pablo enseñó que el don de “hablar en lenguas” no era tan importante como los otros dones del Espíritu Santo (ver 1 Corintios 13).  También hay aquellos que quieren evitar dividir a la iglesia por causa de tales temas, evitando totalmente hablar sobre ello, o minimizarlo hasta una simple experiencia psicológica.  Después están aquellos que consideran a la glosolalia como un engaño del mismo Satanás.
Los lenguajes exóticos son escuchados y entendidos a través de todo el mundo, pero existen lenguajes que no son escuchados ni entendidos cuando se hablan como “expresiones de éxtasis” o “lenguas.”  Lo que sí oímos es una profusión de extravagancia, confusión y ruido.  Sencillamente no podemos declarar,  como en la época de la iglesia primitiva, que “cada uno de nosotros los oímos [entiende] hablar en nuestra lengua en la que hemos nacido” (Hechos 2:8 LBLA).
En pocas palabras, la práctica de la glosalia, no es el don de lenguas bíblico.  Pablo explica muy claramente que el propósito del don de hablar en lenguas era una señal para aquellos que no creían y para esparcir las buenas nuevas, el evangelio de Cristo (1 Corintios 14:19, 22).
Tomado de www.gotquestions.org. Usado con permiso.
El Libro de Hechos dice:" 13:22 Quitado Saúl, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.13:36 Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción".

QUMRAN ILUMINA SOBRE EL MONOTEÍSMO

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Lectura Qumrán Este es un archivo personal, resultado de seis años de investigación y recolección de información sobre el monoteísmo en sus tres grandes Ramas, cómo son el Judaísmo, Cristianismo e Islamismo, resaltando sus historias individuales,creencias y doctrinas y derivados de las mismas. .QUMRÁN en honor a las cuevas donde se hallaron Rollos originales de libros de la Biblia. Espero le sea útile el contenido del Archivo compuesto de ocho asuntos. Mapa Mapa Valle del Jordan Fotos del lugar

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