No es un asunto de Hacer, es asunto de
Ser
“No que seamos suficientes por nosotros
mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia es de
Dios;” 2 Corintios 3, 5
Pero este llamado o convicción interna
no es suficiente para saber que una persona ha sido llamada al ministerio. Se
requiere que la iglesia local también reconozca estos dones en dicho varón. Si
la persona cree ser llamada al ministerio, pero sólo él reconoce esto, y en la
iglesia nadie o muy pocas personas ven los dones, entonces es probable que el
tal no haya sido llamado al ministerio.
Midamos una vocación por los dones,
como disposiciones permanentes por el impulso del Espíritu Santo.
Midamos una vocación por los talentos: "El
talento no se enseña, crece en el sentido que le place." Émile Zola
Midamos una vocación por las aptitudes.
En el lenguaje común la aptitud solo se
refiere a la capacidad de una persona para realizar adecuadamente una acción o
tarea, y no es indicación de llamado. En algunas partes se observa la proliferación
pastoral por aptitudes, paro existe la ausencia de la esencia de ese algo, que
evidentemente confirma el llamado de Dios.
Es
un asunto directo de Dios
“Entonces os daré pastores según mi
corazón, que os apacienten con conocimiento y con inteligencia.”
Jeremías 3, 15
Es asunto del nuevo pacto o alianza
bajo el Santo Espíritu
“El cual aun nos hizo que fuésemos
ministros suficientes del Nuevo Testamento, no de la letra, sino del Espíritu;
porque la letra mata, mas el Espíritu vivifica”. 2 Co. 3, 6
“Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu
que es venido de
Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado.” 1 Co. 2, 12
Es asunto de convicción personal”
Téngannos los hombres por ministros del
Cristo, y dispensadores de los misterios de Dios.” 1 Co. 4, 1
Hago un llamado al cuidado de este ministerio pastoral, más entre las
comunidades de identificación “cristianas,” y aún más a los llamados, nuevos
grupos religiosos.
Doy gracias al Señor, por haber permitido estar cerca de la selección y formación de la
llamada Vocación Sacerdotal, en calidad de invitado, y evidenciar el celo por
ello.
Es un asunto de renuncia
“Porque la
gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,
enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en
este siglo sobria, justa y piadosamente”
Tito 2, 11 y 12
Amén
Siervo Roberto Fonseca Murillo