La infidelidad moderna ( Es la ciencia ).
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Varios estudios recientes han explorado las tasas de infidelidad y las motivaciones para ella tanto en hombres como en mujeres.
Un estudio desarrollado la primavera pasada por investigadores del Instituto Karolinska en Estocolmo indicó que la infidelidad podría ser parte del código genético masculino. De acuerdo con los investigadores Suizos, los hombres que presentan el alelo (o variante genética) que regula la actividad de una hormona llamada vasopresina tienen mayor propensión a las discordias maritales o el divorcio.
En octubre, findingDulcinea informó sobre un estudio de la Universidad de Washington que descubrió mayores tasas de infidelidad en mujeres que estudios anteriores. De acuerdo con The New York Times, que citó esta investigación, el numero de mujeres modernas que han admitido haber estado involucradas en relaciones sexuales extramaritales no es mucho menor que el de los hombres.
De acuerdo con el psicólogo evolucionista David Barash, los humanos (y la mayor parte de las criaturas) siempre han sido sexualmente infieles. Según escribió en Los Ángeles Times, “Antes de la homogenización de las culturas resultante del colonialismo occidental, más de un 85% de las sociedades humanas abiertamente favorecían la poligamia”. Estos nuevos datos pueden indicar simplemente que los occidentales modernos tienen menos pudor a la hora de hablar sobre sus indiscreciones.”
Una hormona la causa de la infidelidad.
Psicólogos de la Universidad de Texas, Austin, han descubierto que las mujeres con niveles altos de estradiol, la hormona asociada con pechos grandes, cinturas estrechas, caras bonitas y comportamientos coquetos, tienen una inclinación natural a atraer y verse atraída por los hombres, lo que suele resultar en infidelidad.
Hormona “sexy” relacionada con el atractivo, la infidelidad y la fertilidad
Los investigadores Kristina Durante y Norman Li examinaron los niveles hormonales de mujeres entre 17 y 30 años que no estaban tomando píldoras anticonceptivas a través de exámenes de saliva durante dos etapas diferentes de su ciclo menstrual.
Cada mujer debía también clasificar su propio atractivo para los hombres “en comparación con otras mujeres;” aquellas mujeres con altos niveles de estradiol se consideraron a sí mismas más atractivas, y fueron también percibidas como tales por hombres y otras mujeres.
Las mujeres con altos niveles de estradiol tenían también una mayor inclinadas a tener aventuras amorosas y cambiar de pareja regularmente, aun cuando los investigadores bautizaron esta inclinación como “monogamia serial oportunista” ya que estas mujeres tendían a formar relaciones en vez de temer aventuras pasajeras.
Los investigadores concluyeron que estas mujeres estaban constantemente cambiando de relaciones amorosas en busca de parejas superiores, en términos de atractivo sexual, buenos genes y recursos materiales.
El estradiol está relacionado también con las altas tasas de fertilidad. Las mujeres con altos niveles de estradiol mostraron ser más propensas a atraer avances sexuales por parte de los hombres, motivando a Durante y Li a concluir que el atractivo y la fertilidad están relacionadas.
Las aventuras amorosas.
Las aventuras amorosas son como la miel en el vientre y en los labios al comienzo y perturban la relación entre pensamiento y hecho, de tal forma que se olvida de medir los riesgos y las consecuencias del disfrute de sus amoríos, después vienen los tiempos de experimentar la amargura del ajenjo y en extremos la misma muerte. Proverbios:
5:3 Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, 5:4 Mas su fin es amargo como el ajenjo, 5:5 Sus pies descienden a la muerte; 5:16 ¿Se derramarán tus fuentes por las calles, Y tus corrientes de aguas por las plazas? 5:18 Sea bendito tu manantial, 5:20 ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena ( y el hombre),
5:21 Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, 5:22 Prenderán al impío sus propias iniquidades, 5:23 El morirá por falta de corrección, Y errará por lo inmenso de su locura.
Con cada fósforo que encendían, mayor era la exaltación. El pequeño chisporroteo inicial, y luego la llamita