Pr. 8, 22 al 31
La sabiduría es la propia expresión de Dios Padre y su extensión
en Cristo como su verbo (Juan 1,1), y
encarnada para estar entre nosotros (Juan 1, 14). La sabiduría así, siempre es
y será para nosotros preexistente (Juan
1, 3). El conocimiento de Cristo es por lo tanto esencial a nuestra Salvación
como lo es primero admitirlo en la vida personal; y es conociéndole verdadera
mente como se puede vivir y permanecer fiel en la dimensión del dolor, como en
la dimensión de las debilidades y la dimensión de la enfermedad. (Tito 2, 10).
La sabiduría que acompaña a Dios creador, nos acompaña a nosotros
también (Juan 1, 2 y Gé 1, 2), y así es la sabiduría es La misma vida y nos
guarde la visa en el Señor. La sabiduría es con toda razón conocimiento,
entendimiento e inteligencia de lo alto para buena conciencia, la verdad, lo
bueno y lo malo. Es Cristo el fundamento, como por él y para él todo fue creado,
en él nosotros somos salvos y
regenerados.
La sabiduría fue
esencial a las aguas, a los cielos, a las leyes del mar, como al circulo de la
Tierra y sus implicaciones; la sabiduría es la luz misma de Dios en guardar el
orden de todo y la armonía del universo (Pr. 8, 24, 26, 27, 29 y 30). Orden y armonía
que ningún hombre, por sabio que pretenda ser, podrá explicar con sus propios
pensamientos (Dinamismo o mecanicismo) Quien podrá entender la sabiduría de Él,
expansión del universo y rotación y traslación en el dinamismo de la expansión;
y así, que mente humana podrá comprender
la posibilidad de sus demandas a sus escogidos, sólo será posible
comprenderlo dentro de la dimensión espiritual con todos sus misterios y
secretos.
La sabiduría de lo alto es el camino paralelo a l camino de la salvación que lleva
a la vida eterna. 2Co. 2, 14 al 16 y 2, 10;
2 Pedro 3, 16.
(……..);
entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e
inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para perdición de sí
mismos.
Siervo
Roberto Fonseca Murillo