Procura
en medio de los días proféticos serle fiel al Señor. Podre fallar en el intento y propósito,
pero no en la fidelidad a él (Ap. 2, 10). Debo siempre estar buscando lo bueno
que él espera de nosotros, y eso es velar. Dios espera encontrarme en la búsqueda
de lo bueno y agradable él, creciendo en su obra en la obra para Él; siempre
activo y diligente y decidido; es como decir, esforzado y valiente. Siempre
estar animado, ferviente y obediente (Lc. 12, 37 y 43).
Puede
venir los satim o espinos, las aflicciones o penas o angustias; los hombres
malos o zarzas pretender derribarnos, pero aún así, Cristo será la causa o
motivo para superar y no ser afectado
por lo que suceda o llegara. Estamos llamados a continuar aún dentro de los
tiempos aparente mente difíciles o fuera de ellos, y eso es velar también en el
Señor (2 Tm. 2, 15 y 4, 17).
El
secreto descubierto en la fidelidad al Señor es la diligencia, obediencia y gozo.
Cristo es el énfasis de mi vida, y por
lo tanto lo será de mis fuerzas en él (Isaías 40, 26). El problema de algunos
es el vivir en el termino medio para Cristo; y la parte completa es ,
pertenecerle y estar de su lado; esperar en él, es saber responderle. El Señor
es soberano en dominio y de poder ilimitado; y debo serle fiel o efectivo
siempre en el intento como en el propósito para con él y en él (Mateo 12, 30).
Puedo
fallarle en el intento, pero no en el propósito que he asumido con él y por el
cual vivo en él (Lc. 22´31 y 32). En el proceso ante Dios la fe se demuestra en
no abandonarlo. Se puede fallar, pero no en mi continuidad con Él muy adentro,
y esa es la fidelidad demandada por el Señor perpetuamente (Ap. 2, 10), y
dentro de la cual el obra para mi bien cada día más.
Dios
bendiga y guarde
Siervo
Roberto Fonseca Murillo
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