Los métodos son los instrumentos
para devolver a los textos sus perfiles especiales: “Los textos contienen un
potencial hermenéutico propio por le cual debe preguntar una hermenéutica”
Dos orientaciones en la interpretación
a tener en cuenta: 1. Por una parte, la posición
del lector con respecto al texto, y 2. El
contenido del texto con respecto al lector. Es decir, distinguir entre “entender
el lenguaje” y “entender a través del lenguaje”. Hoy comprendemos más el
mensaje del texto, al adentrarnos en su mismo sentido mental del receptor de la época en la cual se dio, y
ello nos lo permite el significante de las palabras en su originalidad o “forma”
de “estructura,” “va siendo cada vez
una más una lámpara que ilumina la vida
y la situación de va comprendiendo.” Es como recibir una palabra directa del
Señor, para entender o aplicar a un contexto personal o conocido después de afectarme profundamente.
La Hermenéutica así es denominada
Teológica. La “La interpretación,” es el
entender que afecta y motiva una acción
o “aplicación” así se denominada, “interpretación” y es en la que se está listo para transmitir como
mensaje recibido, y se comunica, para
que otros también comprendan y así acompañarse en su aplicación. Estos dos
mismos momentos mencionados del proceso de comprensión, conducen a la admisión de dos verdades inseparables: 1. La interpretación es una orden de aplicación,
y 2. La aplicación es inaplazable o irreversible.
La llamada interpretación, es un conocimiento
a priori, no se necesita de algo externo al mismo texto, para admitirlo como
verdad; el solo hecho del texto afectar en lo personal, se convierte en una
autoridad formal (obligación y compromiso). Los textos bíblicos así, reafirman para el interprete, que son
fundamentales, cuestiones básicas de la
misma vida y de las circunstancias
personales y por lo tanto de la misma sociedad. Estos textos tratan
efectivamente de Dios e implican por lo tanto, exigencia o demanda
de verdad, por fuerza o intensidad (experiencia personal) y que los cuales, señalan la verdadera relación con Él.
Los textos siempre quieren ser
oídos (espírituales) y por otro lado pueden ser admitidos. La sola posibilidad
de admisión de por sí, hace al Dios benigno otorgar una virtud de “poder.” La
interpretación dada en el sentido expuesto, se convierte en un dialogo constante
con La
Divinidad verdadera” y Él en un constante manantial de vida. El lenguaje del intérprete
será el resultado de: la formación interna,
de su propia experiencia y de su actividad misma ¿Será la unción?
La interpretación conduce a la formación
de la propia identidad del interprete (no santidad). Es el resultado de la Alteridad del texto (La cualidad de otro en
mí), es decir, el texto afecta o lo lleva a un “carácter adquirido” ( es un
proceso en su dialogo constante); es un asunto de la apertura y disposición ante
el texto, lo que denominan algunos, el “asunto
del texto.” Creó entender el porque se disfruta de lo denominado, “sus delicias”
(salmo 16, 11). La relación del interprete y comunicador de texto, debe y es
una relación “vital,” debe su vida ser una respuesta a la exigencia inferida de
la verdad del texto (el texto que se lee, no es solo para iluminar a otros): No
es el comunicar una mera letra, sin experimentar el su Poder de afectación
(haber recibido su acción), de una vida vivificada por el Espíritu (2 Co. 3,
6).
La Biblia es un todo en su canon,
es como las partes de una figura convertida en un rompe cabezas y todas sus partes deben hacer un todo, el cual
me afecta en su significativo. El error
de un interprete es aislar los textos de
todo un contexto y de que ellos hacen parte de todo un canon bíblico; y en este
sentido, dice Schleiermacher: “El canon bíblico en significado, es como un
contexto literario de los textos individuales.” Los
textos juaninos, no lo son solo del cuerpo juaninos, sino deben ser tomados
como parte del canon. No es la búsqueda de una correspondencia entre textos, es
la interpretación desde la misma cosmovisión del canon completo.
Por otro lado, como interprete se
debe tener presente, que así como se es edificado, también se debe edificar la
comunidad y fortalecer su identidad común a partir de lo comprendido y afectado,
no se comunica un mero mensaje, más que ello, lo saboreado, experimentado, y lo cual fluye como un Soplo suave y
agradable, pero lleno del poder de algo decisivo. Lo formal del texto es más
que una mera información es la comunicación de lo comunicado de vida (convicción)
http://www.youtube.com/watch?v=Z0Hl1qelT9s
Siervo Roberto Fonseca Murillo