Para que reinara el orden en las reuniones cristianas, el Apóstol Pablo se vio en la necesidad de establecer unas normas que regularan el procedimiento de hablar en lenguas. Por ejemplo, no todos los cristianos reunidos en un mismo lugar debían hablar en lenguas, ya que podían entrar incrédulos y, al no entenderles, decir que los cristianos estaban locos. La norma que se estableció era que solo se limitaran a hacerlo dos o tres personas al mismo
tiempo, y por turnos. Aparte de ello debía estar presente una persona que tuviera el don de interpretación de lenguas, o de lo contrario se debía guardar silencio. Esto, lógicamente, no incluía a las personas que oraban en lenguas en completo silencio, sino a las que lo hacían en voz alta.
De esta forma nos lo confirma San Pablo:
“Si se habla en lenguas, que hablen dos o a lo más tres, y por turno; y que haya un intérprete. Si no hay quien interprete, guárdese silencio en la asamblea; hable cada cual consigo mismo y con Dios” (1ª. Corintios 14:27-28).
“Así pues, las lenguas sirven de signo, no para los creyentes, sino para los infieles; en cambio la profecía, no para los infieles, sino para los creyentes. Por ejemplo, si se reúne toda la asamblea y todos hablan en lenguas, y entran en ella simples fieles o infieles, ¿no dirán que estáis locos?” (1ª. Corintios 14:22-23).
En la actualidad, generalmente las manifestaciones del don de lenguas que ocurren en la mayoría de grupos religiosos, se llevan a cabo dentro del edificio de la iglesia y, aunque las personas con este don suelen articular sonidos totalmente incomprensibles para los humanos, casi nunca cumplen las normas establecidas por San Pablo en el capitulo 14 de la primera carta a los Corintios.
Sin embargo, algunos grupos cristianos dicen que tanto el don de lenguas como otros dones, cesaron después de la muerte de los apóstoles en los siglos I y II d.C. Para ello se basan en el texto de 1ª. de Corintios, en donde San Pablo predijo que los dones milagrosos acabarían: “La caridad no acaba nunca. Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia” (1ª. Corintios 13:8). Estos mismos grupos cristianos dicen que en la actualidad el Espíritu Santo se manifiesta mediante las virtudes mencionadas por San Pablo en Gálatas 5:22-23, a saber: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad y autocontrol. Pero por otra parte, el Evangelio de Marcos menciona lo siguiente: “Estos son los signos que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsaran demonios, hablarán lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y, aunque beban veneno, no les hará daño. Impondrán las manos sobre los enfermos y éstos sanarán” (Marcos 16:17-18).
Personas con estos dones siguen presentes en la actualidad, lo cual quiere decir que los dones del Espíritu Santo siguen y seguirán existiendo siempre, hasta que Dios decida lo contrario.
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