Los frutos no hacen al cristiano, pero si manifiestan al cristiano, y es el nuevo estado”el espíritu cambiado” o purificado del alma por la gracia del Espíritu de Dios, están representado correctamente con la semilla que los engendra, sus correspondientes que pueden llevar frutos de la clase más selecta.
Ahora se permanece en el árbol del Espíritu con todos sus buenos frutos: nueve frutos como nueve son los dones dados por El Espíritu Santo; Los nueves indican tres tipos de relación; y son tres para la relación consigo mismo: amor, gozo, y paz; e indican el estado espiritual dentro de si mismo y su verdadera posición en el andar con Dios; obviamente de lo que se tiene se da a otros y se manifiesta en el tipo de relación que se establece, acompañada de paciencia, benignidad y bondad; y por lo tanto largas, profundas y edificantes. Y los tres últimos, son los fundamentales o sustentos de los otros, y como en la costumbre se dejan por ello en el lugar ocupado; y tiene que ver con la relación, con Dios y de no ser así es imposible la existencia de los seis ya mencionados; y son fe, mansedumbre y templanza; y contra ellos ya no hay ley. Las virtudes que adornan la vida del creyente, no son asuntos de moral o imposición de la misma, porque son el propósito y designio del Señor hecho real en la vida del hijo de Dios y cumplidos en aquellos que tiene y viven bajo el Espíritu de Dios, produciendo los frutos mencionados en sus corazones y vidas.
Son el resultado en las vidas de quienes han crucificado la carne; y están lejos de obedecer ahora a sus dictados y obrar bajo su influencia, por que han crucificado sus apetitos sensuales; los han clavado en la cruz de Cristo.
Que pequeño secreto, pero demanda una gran decisión sincera y profunda de tu parte, en voluntad de obediencia y sometimiento a la santa voluntad y poder de Dios. Te invito ha dar tu paso de obediencia y sometimiento y procurar ser de los selectos ante su presencia y ante los demás. Dios te bendiga y preserve bajo su presencia, de acuerdo a tu decisión ante Él. Amén.
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