San Mateo 5, 33 al 37.
Es de las enseñanzas de la ley, tratadas por Jesús en el llamado sermón del monte y que henos tratado desde su inicio entre Dios y los patriarcas; y ahora es visto por el maestro, como perjurios: juramentos e imprecaciones, que aunque ciertas, quebrantan en mandamiento al hacer votos y promesas que no pueden cumplir.
Se llega al colmo de pensar lo realmente detestable; sostenían que se puede jurar con los labios y al mismo momento anular el juramento con el corazón. Se ha perdido el temor a guardar el juramento, el juramento no obliga a la persona deshonesta ni al mentiroso, y el honrado no lo necesita, porque su carácter y conducta juran por ello.
Razones simples:
1. Dios te ordena no hacerlo. 2. No tienes nada que sea tuyo y no debes comprometer la propiedad ajena. 3. Nunca sirvió ni puede servir para ningún buen propósito. Y 5. Siendo una desobediencia a la ley de Dios, es el camino de la ruino espiritual y eterna.
En la actualidad, ni el juramento entre quienes lo practican tiene valor alguno; mucho menos el antiguo valor de la palabra empeñada: que tu si, sea si; y que tu no, sea no; aún ha si, ha sido de mal proceder.
Los referentes o normas, o reglas o la misma santa palabra, son ignoradas totalmente; y es admirado y relevado quien así procede y quienes quieren y sienten hacer lo contrario, por un verdadero temor y reverencia a Dios y su palabra, es desechado, burlado o criticado y y no se le profesa ningún respeto o puede ser calificado de legalista, tradicional o de complicado por no decir más; en algunas regiones es más marca está tendencia e incluso los rotativos la defienden con comentarios a su favor, alegando que atenta contra la libertad y el libre proceder; e incluso es un motivo de no admisión laboral, en caso de los resultados indicarlo.
Si Jesús viniera y le correspondiera en nuevo sermón, para abogar por la ley, por favor, respondan; y ¿que diría?
Una de las cosas que advertiría es la no influencia social, sobre nuestros juicios formados, y fundamentados en sus enseñanzas; y sus consecuencias especiales en la conducta que Dios ha cambiado o quiere cambiar: recordando que es mejor perder una aceptación (no améis las cosas que están en el mundo, ni sus rudimentos), él alma o la vida eterna, que existen procesos sutiles que nos llaman ha dejar las normas, principios y valores, buscando el propio bienestar al acomodarnos o ajustarnos a las conductas propias de un grupo determinado, como resultado de la interacción con ellos y se dan así: 1. Por consentimiento, para obtener una reacción favorable; 2. Por identificación, adaptando las actitudes de los que ejercen influencia social y 3. Por internalización, es decir por información persuasiva de fuentes, que se consideran de confianza y veraces y al hacerlo producen satisfacción interna.
Es lamentable y tiste, saber que los grupos o comunidades, las cuales optan por la violación de lo establecido, para regular las conductas y buscar el bien común, producen tensión y dislocan las conductas sociales; por conocimiento se comprueba que algunos individuos se comportan en sociedad de un modo diferente a su modo de actuar cuando está solo, por el deseo de aprobación social; y eso es no tener carácter formado por Dios: Más lamentable, vergonzoso y digno de lastima es, quienes vienen de ese mundo Libre de limites y limitantes y quieren continuar con esas mismas disipaciones , acciones y actos libre de cualquier sometimiento a mandato, mandamiento, precepto , doctrinas o estatutos y generan discordias, disensiones y grave aún, división
Un buen ejemplo personal es el de David:” Y David se conducía prudentemente en todos sus asuntos, y Dios estaba con él.”; “Y reinó David sobre todo Israel; y David administraba justicia y equidad a todo su pueblo.” (1 S. 18, 14 y 2 S. 8, 15).
Procuremos no tener motivo de pena ni remordimiento, ni de guiarme por mi propio razonamiento o parecer; y que por ellos sea hallado rebelde y obstinado ante su presencia. Enséñame ha ser recto delante de ti, guárdeme de toda mala influencia y cíñeme con tu palabra y exáltame sobre los que me aborrecen por amarte a ti; y sed siempre mi escudo y fortaleza en medio de un mundo que cada ves se aleja de ti. Gracias por escucharme, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, para quien es todo honor y gloria. Amén.
Siervo. Roberto Fonseca Murillo.
Es de las enseñanzas de la ley, tratadas por Jesús en el llamado sermón del monte y que henos tratado desde su inicio entre Dios y los patriarcas; y ahora es visto por el maestro, como perjurios: juramentos e imprecaciones, que aunque ciertas, quebrantan en mandamiento al hacer votos y promesas que no pueden cumplir.
Se llega al colmo de pensar lo realmente detestable; sostenían que se puede jurar con los labios y al mismo momento anular el juramento con el corazón. Se ha perdido el temor a guardar el juramento, el juramento no obliga a la persona deshonesta ni al mentiroso, y el honrado no lo necesita, porque su carácter y conducta juran por ello.
Razones simples:
1. Dios te ordena no hacerlo. 2. No tienes nada que sea tuyo y no debes comprometer la propiedad ajena. 3. Nunca sirvió ni puede servir para ningún buen propósito. Y 5. Siendo una desobediencia a la ley de Dios, es el camino de la ruino espiritual y eterna.
En la actualidad, ni el juramento entre quienes lo practican tiene valor alguno; mucho menos el antiguo valor de la palabra empeñada: que tu si, sea si; y que tu no, sea no; aún ha si, ha sido de mal proceder.
Los referentes o normas, o reglas o la misma santa palabra, son ignoradas totalmente; y es admirado y relevado quien así procede y quienes quieren y sienten hacer lo contrario, por un verdadero temor y reverencia a Dios y su palabra, es desechado, burlado o criticado y y no se le profesa ningún respeto o puede ser calificado de legalista, tradicional o de complicado por no decir más; en algunas regiones es más marca está tendencia e incluso los rotativos la defienden con comentarios a su favor, alegando que atenta contra la libertad y el libre proceder; e incluso es un motivo de no admisión laboral, en caso de los resultados indicarlo.
Si Jesús viniera y le correspondiera en nuevo sermón, para abogar por la ley, por favor, respondan; y ¿que diría?
Una de las cosas que advertiría es la no influencia social, sobre nuestros juicios formados, y fundamentados en sus enseñanzas; y sus consecuencias especiales en la conducta que Dios ha cambiado o quiere cambiar: recordando que es mejor perder una aceptación (no améis las cosas que están en el mundo, ni sus rudimentos), él alma o la vida eterna, que existen procesos sutiles que nos llaman ha dejar las normas, principios y valores, buscando el propio bienestar al acomodarnos o ajustarnos a las conductas propias de un grupo determinado, como resultado de la interacción con ellos y se dan así: 1. Por consentimiento, para obtener una reacción favorable; 2. Por identificación, adaptando las actitudes de los que ejercen influencia social y 3. Por internalización, es decir por información persuasiva de fuentes, que se consideran de confianza y veraces y al hacerlo producen satisfacción interna.
Es lamentable y tiste, saber que los grupos o comunidades, las cuales optan por la violación de lo establecido, para regular las conductas y buscar el bien común, producen tensión y dislocan las conductas sociales; por conocimiento se comprueba que algunos individuos se comportan en sociedad de un modo diferente a su modo de actuar cuando está solo, por el deseo de aprobación social; y eso es no tener carácter formado por Dios: Más lamentable, vergonzoso y digno de lastima es, quienes vienen de ese mundo Libre de limites y limitantes y quieren continuar con esas mismas disipaciones , acciones y actos libre de cualquier sometimiento a mandato, mandamiento, precepto , doctrinas o estatutos y generan discordias, disensiones y grave aún, división
Un buen ejemplo personal es el de David:” Y David se conducía prudentemente en todos sus asuntos, y Dios estaba con él.”; “Y reinó David sobre todo Israel; y David administraba justicia y equidad a todo su pueblo.” (1 S. 18, 14 y 2 S. 8, 15).
Procuremos no tener motivo de pena ni remordimiento, ni de guiarme por mi propio razonamiento o parecer; y que por ellos sea hallado rebelde y obstinado ante su presencia. Enséñame ha ser recto delante de ti, guárdeme de toda mala influencia y cíñeme con tu palabra y exáltame sobre los que me aborrecen por amarte a ti; y sed siempre mi escudo y fortaleza en medio de un mundo que cada ves se aleja de ti. Gracias por escucharme, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, para quien es todo honor y gloria. Amén.
Siervo. Roberto Fonseca Murillo.
- Shir Lamaalot (Canto de ascención) Salmos Cantados en el Templo de Jerusalém Pagina del Video Original http://
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