Le correspondía un ejercicio difícil y arriesgado, pero también le acompañaba la seguridad de que Dios le encomendaba esa misión extraordinaria y por lo tanto su mensaje era imperativo por ser de inspiración divina e inmediato. Cuantas veces no sentimos lo mismo hoy y nos impulsa las circunstancias y la necesidad de hacerlo, como recomendación del Señor y no podemos eludir.
El Naba era parte del profeta y le imponía no solo el deber de predicar, sino también el deber de “orar” y “suplicar” en caso necesario discernido. El Nabí ( Hervir), o profeta no solo declaraba acontecimientos futuros, sino que tenia como deber predicarles y aconsejarles para hacerlos volver del pecado o error de sus caminos y orar fervientemente para en lo posible evitar los juicios inminentes; las predicaciones en esas circunstancias eran dadas en términos condicionales. En medio de los juicios ( Leviatán) siempre se debe tener la esperanza de poder aplacar la ira de Dios , por su bondad y misericordia frente a los justos. En el asunto en mención por lo menos un vástago o Remanente, Isaías 7,3.
SIERVO ROBERTO FONSECA MURILLO.
SIERVO ROBERTO FONSECA MURILLO.
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