La Biblia es el iluminar del camino de Dios y el deber
de acogerla y obedecerla es la seguridad. La Biblia señala el objeto verdadero
de adoración (Salmo 91, 11) e invita a resolvernos hacia Él e invocarlo y
confiar en Él, que si nos libra (Salmo 18, 3). No hay duda que la misericordia de Él siempre
nos acompaña entre tanto atravesamos el valle de la vida camino a casa del Señor Sal 23, 6 ; y no importando que el corazón sea astillado,
golpeado y hecho pedazo por causa de la lealtad a mi Señor. Te invito a darte
la vuelta y tomar el camino que lleva a
la vida y que tomes confianza en Dios y él hará para ti (Salmo 37, 5).
La verdadera relación con Dios
debe llevarnos ha hacer su voluntad en medio de un mundo el cual se sumerge cada día más en el lodo,
marginando a el Señor de sus vidas, y en otros casos, acomodándolo a sus propios intereses personales. Hay implícita
abominación, cuando no que remos admitir el verdadero sentido y propósito de la
santa palabra de Dios para nuestras vidas y interpretamos desde nuestro suponer
o propios criterios personales (Al fallaré); y aun así nos atrevemos a decir o preguntar,
el porque de tantas epidemias o enfermedades o desgracias en la familia. La
Biblia es sabiéndola admitir, una fuente renovadora de vida al activar en
practica sus consejos y demandas; obtengo el respaldo o ayuda del Señor en los
momentos de tensión, ansiedad o peligro, y me otorga el derecho de demandarle
siempre y cuando viva cerca de él y permanezca con él (Jn, 15, 7).
Sin embargo a pesar de ser
conocedores y ser adoradores de Dios, en ocasiones le damos a la Biblia el
lugar de un fetiche o la tomamos como objeto de culto de superstición atribuyéndole
ser por si misma fuente de poder, protección o suerte; más llevados por
las enseñanza de los impíos, las cuales de una manera fácil
se tornan en creencias y practicas colectivas
(Jn. 14, 26) La superstición no corresponde a las verdaderas convicciones
propias del cristianismo en cual quiera de sus ramas (Jn. 8, 44).
La efectividad de la santa
palabra se logrará cuando admitamos que la superstición no tiene en el
cristianismo ningún lugar; la superstición es por lo tanto un falso sentido de
seguridad; es así la hora de asumir la propia y verdadera responsabilidad ante
Dios y con migo mismo, en todos los actos (Filp. 4, 6 y 7). La santa palabra
debe afectarme en lo personal para que ella pueda así pueda ser efectiva como
espero en mi vida.
La vida y la que quiero de y
espero de ella, debe ser afectada y transformada
por los mandatos y las enseñanzas de la Palabra y convertirse en luz para el verdadero camino de la vida.
El verdadero poder efectuado por
la Palabra Santa, se logra dentro de mi y solo se posibilita a través de mi
mismo; solo con Dios permanente en nosotros poder vencer y ser así mas que
vencedores (1 Jn. 2, 14 y 4, 4). ¡Gloria a Dios…..! Guerrero……..
¡EL ETRNO CUIDARA SIEMPRE DE
NOSOTROS……………..¡
Siervo Roberto Fonseca Murillo
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