Proverbios 9, 13 al 18
Los placeres ilícitos son más agradables que los lícitos, y
es base de todas las relaciones adulteras para el cristiano (Proverbios 9, 17).
El adulterio bíblicamente, es el dejar a Dios a un lado (en
la cultura hebrea es ignorar sus enseñanzas, para ir tras dioses ajenos) como
lo evidencia el profeta Jeremías (Jer. 5, 7); y es el resultado de la falta de
entendimiento de sus propósitos en sus mandamientos, estatutos y preceptos
(Proverbios 6, 32): No tiene idea clara de las cosas divinas o espirituales,
por lo tanto no descubre el real motivo
de su acción y por ende no tiene tampoco
noción clara de sus consecuencias (Falto de juicio y prudencia).
Quienes proceden sin entendimiento alguno de lo alto, sin
pensarlo corrompe su alma, y se distancia más del Señor (Jer. 13, 27); y es
dicha situación en la cual se demanda: Limpieza y purificación (Hay suciedad y
abominación), y continuara actuando en tinieblas en abierta rebeldía contra Dios y contra sus demandas (Sgto.
4, 4 y Jer. 13, 25). En adulterio ante Dios, le faltará la fuerza de la
potencia infinita de la fortaleza y
poder divino, cuando se esta bajo el resplandor de él, por luchar por guardar
la fidelidad para con Él (Job 12, 13).
El adultero palpa el medio día, como el ciego palpa la
oscuridad, y eso la torna insensata ante las insinuaciones seductoras de la
ataviada ramera, la cual es astuta y alborotadora de las emociones del simple:
Rencillosa, inquieta y en constante agitación (Pr. 9, 13); el simple es carente
de discernimiento y valor para resistir (Pr. 1, 2 y 9, 13b). El mudo con sus
deseos y apetitos carnales, como una figurada ramera, hoy pretende enseñar lo
que según su parecer, es lo adecuado para una verdadera felicidad (vida), y lo exclama en las azoteas y por los
medios masivos de comunicación: ablandando sus palabras, utilizándolas con
astucia, en lenguaje seductor (Pr. 9,
14) y dañando con facilidad a los simples o de falta de sagacidad (Pr. 1, 4).
El simple seducido y engañado entra en una vida de ruina
(vive en los males y le vienen males); endecha su vida o la torna sumamente lamentable.
Es interesante, que el simple, Sine “sin” y plica, “doblez” o sencillo, es el carente de la sagacidad para
captar las malas intenciones del seductor; y por lo tanto, lo que debe pedir al
Señor, es el discernimiento verdadero, el cual viene de arriba, de Dios; y para
ello debe permanecer en la luz de su camino, velando.
Dios ha ordenado un camino; comiénzalo y síguelo y termina
todo en la vida, en su nombre (Pr. 16, 3). Dios es el que ciñe de poder, y por
lo tanto hace perfecto mi camino (Salmo 18, 32).
Siervo Roberto Fonseca Murillo
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