Expresión a los demás
“Tiene
una larga mente,” para pensar bien o
hacer el bien a “pesar de.”
Para
permitir brotar la benignidad se requiere de una real superación del interés personal, la
competencia y el deseo de poder; y podríamos decir que es el fruto que resume
parte del verdadero amor, según San Pablo “El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor
no es jactancioso, no es arrogante,”
ante las debilidades, ignorancias, errores y flaquezas de los hijos de
Dios; y ante las malicias e impiedades de los hijos del mundo. Solo con el
ejercicio de la benignidad bajo el Espíritu Santo, es posible ejercitar el
verdadero entendimiento a través de la prudencia.
La benignidad
posibilita ser bueno y compasivo en si mismo, y poder ser esperanzado, y
sufrido (Romanos 12, 12); lo que significa no ser rencilloso (2 Timoteo 2, 24),o
provocador de rencillas, y lo hace sobre llevar las posibles tribulaciones, y
otorgarle constancia en la oración y constituirlo apto para la enseñanza.
Como maestro
inspira dulzura y tierno afecto, al
observar su caminar como también su sabiduría y en él no hay en ningún momento ocasión
como el malo y el perverso que “Anda en perversidad de boca; guiña
de sus ojos, habla con sus pies, Indica con sus dedos; perversidades
hay en su corazón, anda pensando mal en todo tiempo; Enciende rencillas. Por
tanto su calamidad vendrá de repente; Súbitamente será quebrantado, y no habrá
remedio. Proverbios 6, 12 al 15.
En el benevolente se cumple el dicho, “tan
comprensivo que no tiene quejas de los demás” y por ello lo eleva y posesiona ante Dios, y lo sostiene con su diestra, y por su
benevolencia engrandece. (Salmo 18, 35). La benevolencia es como una flor con pétalos
de: tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre
y paciencia. (Colosenses 3, 12);y la benevolencia es el resultado de probar la benevolencia
del Señor (1 Pedro 2, 3), y también en el tener presente y en el andar “en pureza, en conocimiento, con paciencia,
con bondad, en el Espíritu Santo, con amor sincero,”
La mejor ilustración
de enseñanza sobre la benignidad la dio el Señor al mismo San Pedro, después de
haberle negado tres veces: Tres por tres
“Entonces, cuando habían acabado de desayunar,
Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de
Juan, ¿me amas más que éstos? Pedro le
dijo: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le
dijo: Apacienta mis corderos.” Juan 21, 15 al 17.
Infiere tu propia conclusión
a la luz del Espíritu de Dios.
Bendición:
Siervo Roberto
Fonseca Murillo
http://youtu.be/ZGUgx9I33h4
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