La Verdad viene de
Dios. Solo El ordena y dispone y declara lo recto y justo (Salmo 111, 7). Solo
el Señor anuncia y por su Palabra hace puro y limpio (Tehorah de lohor) y forja
un carácter sin mancha (Pr. 8, 13). Solo Dios ordena en cuanto a lo perteneciente
a Él y lo hace porque el mismo juzgo (shaphar) lo que era en bien para todos.
La verdad es el resultado de lo declarado y dispuesto por el Señor y por lo tanto es el fundamento y
sostén de lo ordenado o del orden espiritual; y es la verdad por “sostener”
(emeth, verdad de “am,” “sostener”), por lo tanto, solo la Palabra de Dios es
de confirmar, hacer estable y evidente sus asuntos y lo que concierne a esos mismos asuntos (Salmo 91, 4 y Juan 8,
32).
Solo será por lo tanto una declaración justa, lo que está
de acuerdo con su verdad declarada de antemano por Él; y toda expresión dada
por uno de los suyos en calidad de siervo, debe dar en el blanco y dar en el
blanco, es dar en lo que es debido, en concordancia con lo que en lo natural
pertenece al Señor. Los israelí llamaban, yachday, o lo que esta uniformemente
unido a la verdad y a la justicia.
Ningún siervo del Señor de señores, Rey de reyes y de quien
tiene todo subyugado a El, puede pretender legislar sobre lo legislado
divinamente. Todo verdadero Siervo vigilante de lomos ceñidos e iluminado bajo
la luz de su Señor, hablara y actuará debidamente instruido, con la claridad y
discernimiento dados por el Espirita de Dios
(Isaías 28, 26 y 29); se debe haber sido amonestado, “Nizhar,” de zohar, “ser
claro,” por la Ley, preceptos, testimonios, mandamientos y juicios de Dios
escritos o revelados en sus santas escrituras (Salmo 19, 7 al 11).
Dios bendiga y guarde tu mente y corazón de toda palabra
ociosa o vana.
Siervo.
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