La adoración hacia Dios consiste en una negación de mi mismo y reconocer la única causa de mi existencia, como ser dependiente que soy de Él en todo sentido de mi existencia; existencia posib
le gracias a la existencia de Él. Soy un ser de necesidades por suplir para vivir, en todo el sentido integral de mi existencia.Adoro a Dios cuando lo reconozco como fuente única y no hay otra fuera de Él. Le adoro cuando reconociéndolo como el "todo de mi todo," quiero pagarle con todas las acciones posibles, las cuales le revelan mi gratitud hacia Él, aunque siempre quedare corto en esas intenciones, por mi finitud y mi fragilidad: "cuando soy débil, entonces soy fuerte" 2 Corintios 12, 10 y 13: 1 al 10.
La verdadera adoración no es solo de lugar fijo, es aquí y allá, en mis acciones, disposiciones, actitudes, pensamientos, palabras, hechos y obrar general en concordancia con su Palabra e implícitamente con su Voluntad Santa; y en otras palabras, es un diario vivir sin distinción entre secular y religioso, agradando a Dios antes que a los hombres.
" Recuerda la afirmación del Señor a través de Isaías:" Por cuanto este pueblo se me acerca con sus palabras y me honra con sus labios, pero aleja de mí su corazón, y su veneración hacia mí es sólo una tradición aprendida de memoria " 29, 13. Y ese es el problema latente hasta hoy, en algunos que no han conocido y entendido la voluntad real de Yireth y como dijo Oseas:
" Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado el conocimiento, yo también te rechazaré para que no seas mi sacerdote; como has olvidado la ley de tu Dios, yo también me olvidaré de tus hijos.4,6.
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