“Les pondré pastores según mi corazón, que los alimenten con inteligencia y prudencia”. (Jeremías 3:15)
Todo equipo de servidores debe estar dirigido por un líder o coordinador que sea capaz de orientar, liderar y guiar a los miembros de su equipo hacia objetivos y metas adecuadas.
Por mucha capacidad que posea un líder, no podría llevar a cabo toda la tarea al no contar con el tiempo suficiente ni poseer todos los carismas necesarios para ello. Por lo tanto, debe saber delegar en otras personas que tengan el carisma necesario para una determinada área de servicio y dedicarse a coordinar las distintas facetas.
Si algo un líder debe aprenderse bien es la lección del servicio. Un líder no es el amo o jefe de su grupo, sino que es el servidor de todos y debe estar pendiente de los miembros de su equipo, saber cuáles son sus necesidades y solidarizarse con ellos en todo momento.
Lo positivo de esto es que un líder que sirve a los demás motiva a otras personas a servir. Por el contrario, un líder orgulloso hace que haya más gente orgullosa. Y un líder egocéntrico y sin capacidad para delegar hace que en el grupo exista la discordia, cuando lo único que debería prevalecer es la armonía.
El secreto del líder está en conquistar: el entusiasmo la lealtad la iniciativa la entrega de corazón de sus subordinados.
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