Dios no creó que este de acuerdo con los que ahora pretenden ser los verdaderos tenedores de la verdad de su santa palabra escrita y anunciar a voz en cuello que muchas de las doctrinas inferidas bajo la dirección del santo Espíritu en los siglos pasados son merecedoras de dudas por los ahora verdaderos ungidos de Dios, para revelar la verdad de la verdad; si es decir que por largas épocas la Iglesia del Señor, vivió en la “oscuridad bíblica”, pero con el absurdo de que se mantuvo y prolongo hasta nuestros tiempos. Es una arrogancia tal pretensión y no es de Dios tal posición, es una inferencia meramente humana y como tal no es acorde a las demandas que hacen las mismas escrituras sagradas, por influencia del verdadero santo Espíritu, sobre la verdadera interpretación y aplicación de las mismas a la luz del mismo Espíritu que lo demanda y demando siempre en la historia de Israel y constituyo en parte de su marco cultural (método general de instrucción y aplicación), y que fue problema para los fariseos al no saber utilizarlo ( inferencia, conclusión y colocar en el corazón).
Escudriñad las escrituras. San Juan 5,38 al 47.
Lo que el Señor les quiso expresar es ”Vosotros escudriñad correctamente las escrituras”, es un indicativo para todos nosotros: En la Septuaginta el verbo escudriñad, corresponde al hebreo chapash ,“escudriñar poniendo al descubierto”; chacar,”escudriñar minuciosamente”; el verbo más cercano al sentido que Jesús quiso trasmitir a los oyentes es mashash, “ sentir, escudriñar por percepción” e implica una metáfora tomada de aquellos que buscan profundamente en las entrañas de la tierra, donde se hayan los metales y escudriñan o examinan la totalidad de lo que ven para descubrirlo; Por no hacerlo así, es que tornáis como sois, por no entender su verdadero mensaje y os basáis sin quererlo, en “la inferencia y autoridad propia” (falsos maestros),y por eso infringís en la letra y en el espíritu de ella (desobedecerla). Al no tener claridad en estos aspectos enunciados, se llega a unas posiciones de suposiciones y prejuicios infundados; Fueron siempre considerados separatistas y legalistas (literales), por no poder descubrir en las entrañas de la Ley el verdadero espíritu de las mismas y es la razón fundamental por la que les dijo “no tenéis su palabra morando en vosotros” (que afectan el intelecto y los sentimientos en bien). La palabra para algunos esta en sus bocas; pero no en su corazón.
Inclinar el oído. Salmo 49,4.
Los fariseos no eran ignorantes del método general propio d su cultura e impartido incluso por tradición oral, propio de la región asiática. Había que prestar buena atención para emprender el trabajo de interpretación por si mismo, hasta adiestrarse en su compresión y aplicación. Para ello empleaban muchas figuras (el simil, la metáfora, la metonimia entre otras) para motivar al lector a estudiar profundamente, y así averiguar por su cuenta el significado. Llevado a la reflexión profunda; así se enseñaba del modo indicado el empleo, dominio y destreza de sus mentes. De dicho estilo nacen los llamados modismos ( propio de un idioma y cultura), y que hacían parte de la vida común y de hay el problema de saber determinar con dicho proceso el sentido real que se encuentra en el modismo. Es necesario inclinar el oído a Dios para percibir por su Espíritu en forma clara su intención inicial al revelárnosla. Estoy seguro que Dios elige a ciertas personas a través de su santo Espíritu para ser verdaderos maestros de su Palabra.
El Espíritu de Dios revela. 1 Corintios 2, 1 al 5.
La verdadera comprensión de las sagradas escrituras tiene y deben tener un elemento ineludible y fundamental, el cual es el santo Espíritu. Para san Pablo era una convicción este hecho obligatorio en dicha labor ante Dios; otros pasos sin la unción de lo alto, no es más que mera retórica de filósofos u oradores de profesión (hay a quienes le deleita y le roba emociones)., en la cual falta la solidez y la verdad de la Palabra. La verdad de la palabra debe llevar hacer sabios para la salvación; es decir que debe llevar a toda verdadera piedad, sabiduría, y seguridad en Dios. La labor de inferencia de la verdad la efectúa es el Paracleto y para ello se requiere una vida de oración, lectura, escudriñar, aplicación al corazón y oración (hay que saborear la palabra como a la miel al paladar), para luego escribirla o exponerla; hay que dejar al hombre afuera al estar frente a la revelación escrita y permitirle a quien escudriña los secretos más profundo de Él, pueda revelarlos a nosotros. La verdadera doctrina no es propia de la persuasión humana, es de revelación y convencimiento por el Espíritu y la confirma lo que ella hace palpablemente en nosotros, como la santidad, pureza y utilidad ante Dios y ante los hombres; es sana doctrina cuando lleva a la verdadera conversión del alma y a la superación de la practica del pecado (se complementan), a la demostración que andamos en lo divino y no con las practicas del mundo; todo lo verdadero de Dios en nosotros es resultado de el convencimiento del santo Espíritu y no por mera demostración. La iluminación de nosotros dependen de unas verdaderas doctrinas y creencias que han sido propuestas por Dios desde el principio y reveladas en la plenitud del tiempo (no creo que espero los ilumindos actuales) y preparo para los que le creen y le aman. Solo el santo Espíritu puede revelar los consejos de Dios (equivocados los que piesan que ahora es cuando esta activo en su iglesia). Estos sin duda son los propósitos guardados desde la eternidad, por su infinita bondad para con nosotros (creación, providencia, redención o restauración y gloria eterna), plan de salvación anunciado por el evangelio encarnado y por eso es divino (cuando ya todo está dado por ÉL ESPÍRITU, lo que se puede y queda por hacer es torcerlo).
El más grande milagro. 1 Pedro 1, 16 al 21.
El más grande milagro que confirma el poder de Dios a los hombres, es la conversión de un alma y dedicarla a su servicio. Es que la palabra de Dios es y debe ser como una antorcha que alumbra en medio de las tinieblas, o más claro, la palabra es como la voz del cielo proclamada y efectúa la milagrosa transformación de una persona y es una evidencia segura de la verdadera profecía revelada. La máxima confirmación la dan las mismas vidas tocadas por el poder de la palabra; es como la luz de la aurora , que va en aumento hasta que el día es perfecto o sale la estrella de la mañana y debo siempre guardarla hasta que duerma o venga el juicio final; eso es verdadera doctrina, la que conduce a el encuentro verdadero del lavamiento, de la regeneración, por la renovación en el Espíritu Santo; sentirse justificado por la fe en Cristo, ocuparse de buenas obras (no diezmos) y guardarnos en esperanza de la vida eterna (buenos frutos, proclamación y multiplicación), por la doctrina del Dios vivo que permanece para siempre en nuestros corazones, por la doctrina del evangelio que nos ha sido predicado ( no por invención humana), por personas separadas del mundo (fuera de la sabiduría humana y rudimento del mundo), y
bajo la influencia del Espíritu santo, interpretando espiritual mente las santas escrituras.
La humildad debe ser una característica de quien debe y espera recibir de parte de Dios la verdadera revelación de su palabra. La actitud humilde por lo tanto es imperativa en todo intérprete de la Biblia; es importante también un espíritu de reverencia ante la revelación divina y procurar por lo tanto no sujetarla a nuestro juicio (intelectualismo o incredulidad).
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