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Me gustan mucho los refranes. Captan verdades profundas en pocas palabras. Vemos a un hijo imitando a su papá y sonriamos: “De tal palo, tal astilla”; notamos a una persona felizmente persistiendo en un hábito destructivo y pensamos con pesar: “Sarna con gusto no pica”; y al ver a alguien bien preparado para cualquier situación comentamos: “hombre prevenido vale por dos”.
Esto de estar prevenido (o precavido) sí es una cualidad importante. Hay personas que parecen siempre estar listas para cada situación, pero la mayoría de nosotros podemos recordar momentos al contrario. Hemos pasado la vergüenza de encontrarnos en una situación sin estar preparado. ¿Ha llegado al cajero solo para darse cuenta que no tiene ni efectivo ni una tarjeta para pagar por sus compras? ¿Ha estado fuera de la casa en su mejor ropa cuando ha caído una tormenta, y su paraguas se le quedó en la casa? ¿Ha estado sentado en un aula de clases para darse cuenta que hoy hay un examen?
Sería más fácil ser prevenido si pudiéramos ver el futuro, ¿verdad? Sabiendo lo que nos queda a la vuelta de la esquina, pudiéramos estar siempre listos para cualquier circunstancia que nos aparezca, sea una compra imprevista, un chubasco repentino o un examen no anunciado. Pero la vida, por lo general, tiende a sorprendernos. Eso es lo que le pasó a mi esposo y yo hace varios años. Estábamos felicemente trabajando en un ministerio cuando de repente nos encontramos en un conflicto. No era un conflicto pequeño, sino uno que cambió completamente nuestro rumbo.
El conflicto me agarró de sorpresa. Sabía los versículos bíblicos relacionados al tema del conflicto, pero mis esfuerzos para aplicarlos eran torpes y temerosos. Me sentí destrozada y fracasada. El desánimo me siguió por meses. No estaba preparada para enfrentar un conflicto tan profundo. Por fin, decidí profundizarme en el tema de paz y conflicto. Quería entender el corazón de Dios y sacar algo de provecho al dolor que estaba sintiendo.
Lo que resultó de mi odisea es una serie de estudios para enseñar los valores y principios bíblicos acerca de la paz. En primer lugar, Dios quiere que vivamos en paz los unos con los otros. Cristo es nuestro Príncipe de Paz: reconciliándonos a Dios y formando un nuevo pueblo. Jesús vino para “encaminar nuestros pies en camino de paz”.(Lucas 1:79RV60) Entonces, la primera meta de los estudios es de ayudarnos a construir una cultura de paz en nuestros hogares, iglesias o en cualquier otro contexto que impactamos. Pero, a la vez, es claro en las Escrituras que los conflictos son parte de la vida. No deben cogernos por sorpresa. Tarde o temprano, vamos a encontrarnos en un conflicto que nos cuesta resolver. Por eso, la segunda meta de los estudios es de enseñarnos cómo aplicar los principios bíblicos a los conflictos de la vida. ¿Cómo podemos agradar a Dios en medio de los problemas que vienen en nuestro trato con otras personas?
Cada capítulo consiste de 3 o 4 lecciones, entonces no es una vista relámpago a la materia. Si no dispone de mucho tiempo para tocar el contenido, puede escoger los temas que desea usar, pero vale la pena tomar el tiempo para reflexionar profundamente sobre las ideas relacionadas a la paz y el conflicto. Al aplicar los principios de una cultura de paz a nosotros mismos y en nuestras relaciones, creo que estaríamos llegando al centro de la voluntad de Dios para nuestras vidas.
Hubiera querido aprender estos principios mucho antes en la vida, entonces decidí escribir los estudios con un enfoque a la juventud. Intenté hacer las lecciones dinámicas además de bíblicas. Se han usado en varios contextos y funcionan bien con grupos de adolescentes, jóvenes o adultos. ¡Los adultos también aprendemos bien cuando ponemos en uso todos los cinco sentidos!
Romanos 12:18 puede ser el refrán de uno que busca el corazón de Dios acerca de las relaciones con otros. “Si es posible, en cuanto dependa de nosotros, estad en paz con todos los hombres”. Si un hombre prevenido vale por dos, ¿cuánto valdrá una familia preparada a vivir en paz y enfrentar en buena manera los conflictos de la vida? ¿O un grupo de jóvenes? ¿O su iglesia?
SECCIÓN I: EL CAMINO DE PAZ
Capítulo 1. ¿Qué es la paz?
Capítulo 2. Una cultura de paz
Capítulo 3. La justicia
Capítulo 4. La buena comunicación
SECCIÓN 2:
CUANDO LAS METAS CHOCAN
Capítulo 5. Tres alternativas positivas
Capítulo 6. Las emociones
Capítulo 7. Lo que depende de mí
Capítulo 8. El perdón
Capítulo 9. La reconciliación
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