En algunos Salmos se destaca el deber ser delante de Dios y resalta a los bienaventurados; exclamación brotada al contemplar el hombre que ha decidido andar con Dios. La palabra haih es categórica: “ese hombre”; refiere de aquel qu
e entre mil vive la finalidad para la que fue creado por Dios, es aprobado por que él conoce su camino y es llamado justo (tsadikim de tsadak, “dar el peso justo”: el hombre que da a cada uno la debido.
Al pueblo de Israel le era claro la distinción y finalidad de los dictados de Dios para saber andar y tener una buena relación con Él:
Los mandamientos, mitsvoth, de tasvah, “mandar, ordenar”; muestran lo que se debe hacer, y lo que no se debe hacer, y obligan a obedecer.
Los estatutos, cukkim, de chak, “marcar, trazar, describir y ordenar”; porque trazan el camino, describen la línea a seguir, y ordenan lo que se debe observar.
Los preceptos, pikkudim, de pakad, “tomar nota o cuidado, atender, tener respeto; toman nota del camino total de la vida y conversación, de supervisar todo interés y deber. Todas las acciones son de un solo valor y no puede haber dicotomía entre secular y religioso ante Dios.
Por lo tanto el verdadero caminar es de acuerdo al trazado por Dios, tomando nota y cuidado de que las acciones sean acorde con lo que se esta obligado hacer ante Él y los hombres. La verdadera relación bilateral es uniforme y sin mancha, ni arruga; y la fe siempre demostrada por el obrar: cada deseo, cada afecto y actitud, sean de un corazón en Dios, de un alma que espera y se prepara para estar en la gloria de Dios y por lo tanto está de parte de la verdad.
Siervo. Roberto Fonseca murillo
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