Ezequiel 22: 19 al 22
Jerusalén y Judá en los inicios del siglo VI están figurados como metidos en un crisol y el fuego caldeo fundirá el todo. Y aumentara sus sufrimientos: como el refinador sopla el fuego c
on sus bramidos, así soplara Dios sobre nosotros (lo que se siembra se recoge, así de simple, para no asustarlo) y todo por las omisiones y acomodaciones de sus Siervos y ahora están envueltos en desgracias y ruinas espirituales (nosotros cantamos y leemos la Palabra y nos gozamos y escuchamos las exposiciones), “pero me habéis enojado” y ni siquiera lo sospechan, porque ignoran o quieren ignorar las consecuencias de sus actos y esto tiene sus razones.
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