David amo a Jonatán como así mismo y David sabía que
él lo amaba como así mismo. E hicieron
pacto ambos y Jonatán le entrego su manto y otras ropas, hasta su espada, su
arco y su talabarte (1 S. 18, 1 al 4). A pesar de David ser conocedor de las
malas intenciones del rey Saúl, padre de Jonatán, como también Jonatán de estar
seguro, que David es quien remplazará a su padre como rey (al ser Saúl
desechado por Dios, por su desobediencia); es interesante y de madures, que
dichas circunstancias para nada afectan la verdadera amistad entre ellos, y es
más, prima la lealtad de parte de Jonatán hacia David, por encima de un posible
silencio a David, de cualquier plan perverso de su padre Saúl; y ello se llama
transparencia o sinceridad (sin cera que tape u oculte algo). Y a David le era
muy claro, la envidia como el celo por esa amistad y la perturbación de
Saúl; y por lo tanto, lo cerca que podía tener la muerte (1 S. 20, 3).
Siervo.
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