2 Crónicas 36: 10 al 16
Reinó Sedequías en Judá por orden de Nabucodonosor, en lugar de su hermano Joaquín. Su nombre original era Matanías, pero se le cambio como la costumbre d
e sumisión. El fue consiente de su virreinato temporal, sin embargo en lugar de esperar del Dios Todopoderoso, estableció la idolatría en lugar de la adoración de su hacedor. Dios lo soporto un largo tiempo y la divina providencia lo abandonó, puesto que su caso no tenia esperanza de mejorar. Después de haber sido sitiada Jerusalén por Nabucodonosor. Sedequías procurando escapar, fue tomado prisionero y traído a Ribla en Siria, y por orden de Nabucodonosor sus hijos fueron ejecutados, y luego a Sedequías le fueron sacados sus ojos y enviado a Babilonia. En un lazó de veintiocho días, Nabuzaradán entro y a los dos días, el templo más costoso y soberbio de su tiempo fue destruido. Y rompieron los muros de la ciudad dejando de ser una ciudad fortificada. Consumió el fuego todos los palacios y no quedo morada para los grandes. Todo lo de oro y plata fue convertido en masas y sólo dejaron los objetos más hermosos en su propia forma y fueron llevados a Babilonia, como también los que habían quedado en la ciudad. Todas las declaraciones proféticas se cumplieron (Véase Jeremías 25: 9, 12; 26: 6 y 7; 29, 12; 39, 47; 52, 7 y 11; Ezequiel 12, 13). Así terminó la catástrofe de las casa de Judá o reyes, el pueblo y el estado judío; las consecuencias de las rebeliones y provocaciones en contra de la Teocracia.
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