La Biblia enseña que la mujer sabia edifica su casa, y la virtuosa, sobrepasa el valor de piedras preciosas. ¿Qué tipo de sabiduría o virtud podría habitar en una mujer que la podríamos llamar “modelo”?
¿Sería la capacidad intelectual? ¿El amor? ¿La dedicación a la casa? ¿A los hijos? ¿Al esposo? ¿Qué es lo que realmente la diferencia de la mujer sin Dios? En lo que se dice al respecto de la mujer sabia, la Biblia hace referencia a aquella que utiliza más la razón que la emoción.
Estudios sobre las relaciones humanas muestran que el hombre tiende a ser más racional, mientras que la mujer generalmente es más emocional. Hablando bíblicamente, tiene sentido, pues en la tentación el diablo no invirtió en Adán, y si con Eva.
¿Y por qué? Por ser una criatura más frágil a las emociones. Satanás notó la debilidad de la primera mujer y, por eso, ¡él la tentó! Apenas utilizó palabras de duda para estimular su curiosidad. Y esta, una vez concebida, llevaría inmediatamente a Eva a desobedecer a Dios.
Amiga lectora, la sabiduría de la mujer de Dios, está en su racionalidad, porque sus decisiones son tomadas de acuerdo con la fe inteligente, y no la emocional.
El carácter emotivo es la característica predominante en los niños, pues ellos no piensan, actúan, impulsados apenas por sentimientos momentáneos. Por eso, no se pueden quedar solos y sus acciones necesitan ser siempre vigiladas.
La mujer sabia es virtuosa y sus pensamientos están de acuerdo con los pensamientos de Dios. Antes de actuar, ella medita, piensa, evalúa sus actitudes.
Infelizmente muchos matrimonios son basados en la emoción. ¿Pero cuántos son los que subsisten? La Palabra de Dios nos advierte acerca de los engaños del corazón: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9).
Podemos decir, entonces, que mientras la mujer sabia, racional, edifica su casa, la mujer insensata, emotiva, con las propias manos la derriba.
Ester Bezerra
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por su comentario