Buen siervo desobesiente...! El segundo llamamiento para algunos y oportunidad es intenso y personal. Se le dio a Moisés (Hechos 7, 25) y también a Pedro (Juan 21). Sin embargo no hay garantía Bíblicamente de dar siempre una segunda oportunidad (1 Reyes 13, 26). Es mejor en verdadero sometimiento bajo la unción del E. S. responder favorablemente a Dios, ( 3, 1 al 5). El corazón de quien realmente sirve al Altísimo debe experimentar en su vivencia la honra de Dios y dar honra a Dios. Experimentar la misericordia y perdón de Dios en su interior y no esconder detrás de una obediencia exterior, una real desobediencia interior y permanecer en rebeldía de corazón llevado por su jactancia y envanecimiento. Practicando un amor a medias y personal, como Jonás que aunque estaba hablando las palabras de Dios, seguía desfasado con el corazón del Dios misericordioso que quiere que todos vengan al verdadero arrepentimiento, (2 P. 3, 9). En la segunda oportunidad Dios espera pacientemente que ganemos la guerra con nuestro propio corazón rebelde y nos dispongamos a obedecer internamente sus mandatos y superemos nuestro encerramiento y llenura de nosotros mismos.
Nínive tuvo un verdadero arrepentimiento, oraron por la misericordia de Dios. Expresaron su fe y esperanza e incluso su Rey. Experimentaron el amor y la esperanza y que la misericordia fue mayor que el Juicio, 3, 3 al 8:
“ Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida.
3:5 Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.
3:6 Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza.
3:7 E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua;
3:8 sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos.”
3:5 Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.
3:6 Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza.
3:7 E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua;
3:8 sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos.”
Muchas veces se cree en el mensaje Dios y se toma como suficiente evidencia de la fe que Dios demanda y no es así. El Señor espera que creamos verdaderamente en su justicia y este creer nos de inteligencia para implorar a Dios que me permita estar en su temor, para no tener que temerle a su Juicio:
1. Proverbios 1:7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; 8:13 El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco.
2. Proverbios 9:10 El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.
“Y vio Dios sus acciones, que se habían apartado de su mal camino; entonces se arrepintió Dios del mal que les había dicho que les haría, y no lo hizo”. Jonás 3, 10.
Lo que Dios vio. Él vio sus obras y que ellos se volvieron genuinamente de su pecado. La genuinidad de su arrepentimiento se vio en la evidencia de sus vidas cambiadas (véanse Lucas 3, 8; Hechos 26, 20).Dícese que en ocasiones los alumnos superan al maestro y Nínive es una evidencia que la justicia y la misericordia se pueden evidenciar . El carácter de Dios nunca cambia, más bien en la medida de nuestro cambio se hace más evidente permanentemente su presencia no tanto con nosotros, como en nosotros. La historia de Jonás podía terminar con el logro alcanzado en Nínive, se gano la batalla por los corazones de sus habitantes. El trabajo se había hecho, el arrepentimiento se había dado y ante los ojos de Dios todo estaba bien.
Pero el corazón del Profeta esta lleno de Ira permanente. La misericordia de Dios por Nínive creó una profunda amargura, (4, 1 al 3).Dios había perdonado a los odiados ninivitas y Jonás continua justificando tanto su desobediencia como su rebeldía a la voluntad de Dios. Cuantas veces nos oponemos a los verdaderos designios de Dios o los estorbamos llevados por nuestros supuestos o pareceres alimentados por el odio o los prejuicios o el egoísmo, y los justificamos como la voluntad de Dios y tranquilizamos nuestra conciencia. La amargura y el enojo nos conducen sin darnos cuenta rápidamente a la muerte espiritual y desde el Seol continuamos orando y buscando al Señor, sin percatarnos de nuestra triste realidad ante Él. Dios constantemente cuestiona a quienes tiene que cuestionar, (4,4.Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto?), y ni siquiera lo percibimos, acostumbrados a vivir en medio de la constante adversidad, “…. Sea hallado Dios veraz, aunque todo hombre sea hallado mentiroso……”(Romanos 3, 4). Nos creemos nuestra propia mentira y algunos viven lamentándose al pasar el resto de su vida, enceguecidos en si mismo y llenos de si mismo, (Jonás 4, 9b.Mucho me enojo, hasta la muerte. ). Creen que siempre tiene la razón y Dios quien no los comprende. Cuantos en medio del avivamiento espiritual no entienden la grandeza de la gracia y la misericordia de Dios tanto para con ellos, como para con los demás y huyen de la acción real de Dios en sus vidas al igual que Jonás, (4,5.y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad. ). Gloria A Dios, Él continua buscándolos y manifestando su bondad y misericordia a través de una sombra que nos libre de la incomodidad y continuamos envanecidos y Dios obra contrariamente para que aprendamos a humillarnos y tampoco lo discernimos, (4:6 Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera.
4:7 Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó.
4:8 Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida. ).
4:7 Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó.
4:8 Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida. ).
Cuando no estamos bien con Dios nos enojamos con todo y fácilmente con todos y difícilmente lo superamos. El enojo se desplaza de lo grande a lo pequeño. Primero nos enojamos con Dios, luego por las circunstancias grandes y terminamos enojándonos por las circunstancias menores. Luego terminamos diciendo malas palabras y maldiciendo por cosas pequeñas.
Hay que volver alimentar la compasión, no tanto por las almas que ya de por si Dios siempre gana en sus siervos la primera batalla y por eso se constituyen muchos en tales. No, hay que alimentar la compasión por las gentes y sus circunstancias. Hay que salir de si mismo y dejarnos de jactar de nuestros logros y de nuestros exhibicionismos y de buscar promovernos y de denigrar a los demás. Hay que alimentarnos de un amor que no es envidioso ni celoso, que aplaude los éxitos de los otros y no exagera sus propios talentos y que deje de cantar sus propias alabanzas. Hay que sentir el dolor de los demás y dejar de ser insensibles a los que nos necesitan. Hay que reconocer el derecho a la felicidad y bienestar de los otros. Reconocer que los otros también tienen sentimientos y opiniones que realmente cuentan. Sencillamente es necesario recordar que nuestros intereses no son más importantes que los intereses de los demás. Permitámosle a Dios ganar la segunda batalla con nuestro propio corazón que es la más difícil, entre tanto continuemos encerrados en nuestra jactancia y envanecimiento. Oremos por nosotros y por los intereses de los demás que son también los nuestros. Jonás aprendió que cuando nuestros enemigos llegan a conocer a Dios y viene a la fe, dejan de ser nuestros enemigos, es más los hijos de Dios no tiene enemigos que despreciar y mucho menos que aborrecer. Acordémoslo siempre que un siervo de Dios gana las batallas ante Dios y ante el prójimo y que siempre el amor es mejor que el odio.
Que nos quiere decir el Maestro con sus consejos y advertencias en el sermón del Monte, algo hay de lo expuesto y es mejor recibir el consejo a tiempo de acuerdo al testimonio de San Mateo, ¿ no cree´?.
9:16” Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.9:17 Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.”
9:16” Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.9:17 Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.”
7:21” No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.7:22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”
Hablo para todos los cristianos, sean Católicos Romanos, sean Católicos Evangélicos o Católicos Ortodoxos. También para todos los que le creen y le aman y le llaman de diferentes nombres.
Dios Bendiga a su pueblo santo disperso por todo el mundo.
Siervo, Roberto Fonseca Murillo.
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